Esa tarde, al bajar del podio del GP de Silverstone de 1977, se sintió cansado, James Hunt y Niki Lauda, los rivales a quienes trató de alcanzar durante 68 giros lo miraban intuyendo que algo no estaba bien en el eficaz piloto Sueco y mientras le palmeaban la espalda como hacen los amigos cuando consuelan a los suyos le preguntaban si se encontraba bien o si necesitaba algo.
Más allá del desgaste lógico que implica exigir un monoplaza de Fórmula 1 al límite, su decaimiento, se acrecentaba más de lo normal.
Cuando se dirigía al Hotel del circuito, luego de la ceremonia del podio y la conferencia de prensa, , Ronnie Peterson, su ídolo, su amigo, aquel ser humano magnánimo que le abrió las puertas de la Fórmula 1 convenciendo a Colin Chapman para que ocupe su lugar en Lotus, salió raudamente a su encuentro, luego de escuchar atentamente las quejas de éste por los constantes dolores, Ronnie le aconsejó que vaya inmediatamente a ver un médico.
El lunes 3 de octubre salió temprano, se levantó antes que sonara el despertador, todavía no había amanecido y estaba tranquilo, iría al Sanatorio ubicado en las afueras de Borough, en el distrito de Hammersmith, para un control médico, luego, tendría toda la tarde para disfrutar de la tranquilidad impuesta por su Jefe, al darle el día libre para ocuparse de sus cosas, nada de circuitos, nada de ruidos ni de olor a combustible, nada de esa loca y a veces incomprensible lucha contra el cronómetro, esa tarde las pruebas con el Lotus estarían hechas a cargo de su compañero de equipo Mario Andretti y al darse cuenta de eso , Gunnar por un momento sonrió, se sintió aliviado de no tener ningún compromiso, como si todos estos años, en su dura y loca escalada para ganarse un lugar en la Fórmula 1, se hubiera olvidado de vivir.
Por un momento sintió hasta bronca por todas las cosas que perdió, cuántos amaneceres contemplando el cielo dejó pasar por ese afán muchas veces inexplicable de correr más que otros, de demostrarles a todos, pero sobre todo a si mismo vaya a saber uno qué cosa, cuántas promesas cayeron en sacos rotos una vez cumplidas..Todo acabaría una vez que …La primer competencia, luego el primer podio, luego la primera victoria, luego, luego, luego…y Kristine…Si, Kristine siempre esperando, siempre sufriendo su egoísmo, siempre deseando que esto terminara de una vez y para siempre.
El semáforo de la intersección principal lo habilitó para continuar su viaje, como un estallido volvió en sí, justificó de un solo momento todos sus actos, al fin y al cabo correr era su vida, era lo más importante para él y seguía siendo pese a todo su eje principal.
Mientras doblaba para ingresar a la autopista siguiendo a la par el rió Támesis, comenzó a recordar sus inicios, su infancia en una familia acomodada por los beneficios de un padre muy hábil para los negocios vinculados a la construcción, eso le dio a él y a su hermano amor familiar, contención y ciertos mimos que el dinero puede comprar.
Avanzaba por la autopista sin ganas de llegar a destino, (Vaya uno a saber por qué) recordó el duro año 1964, apenas 13 años atrás, su Padre, Arvid, el hombre que supo formarlo con amor y disciplina moriría dejando un vació que todavía le dolía, apenas tenía 15 años y muchas de las preguntas que un hijo quiere hacerle a su padre jamás encontraron repuestas… hasta el día de hoy, la nada misma.
Recordó cómo unos años más tarde, a principios de los 70, decidió trasladarse a Londres para darle rienda suelta a su pasión, el deporte motor, en ese entonces Suecia disfrutaba de un ídolo que llegaría a ser “Gigante” dentro de la Fórmula 1, Ronnie Peterson y al recordar a Ronnie nuevamente sus ojos se inundaron de lágrimas.
Dobla hacia la izquierda, son las 9.00 am y el tráfico en plena hora pico de Londres hace disminuir su ritmo, va en segunda peinando el freno continuamente, mordiéndose el labio inferior recuerda con una sonrisa su campeonato de Formula 3 Británica, el BP Super Visco F3, ganar ese campeonato le abrió de par en par las puertas a las categorías mayores.
Al año siguiente sintió que tocaría el cielo con las manos, debutaba en Fórmula 1 y en uno de los equipos más tecnológicos y de mayor prestigio de la categoría, Lotus, encima, ocuparía el lugar dejado por Ronnie , nada menos.
Baja del auto, traba las puertas y mientras la brisa Londinense le despeina los cabellos mantiene la mirada perdida en el horizonte.
Zolder!!! Qué locura!!!!, Venciendo una carrera pasada por agua, en un circuito donde llevar un monoposto al limite y con condiciones climáticas tan adversas era una cuestión más de “Huevos” que de suerte, la divina providencia no se hacia presente en esos lugares.
La cara de Colin!!!! Cuando entre incrédulo y sorprendido lo abrazaba emocionado hasta las lágrimas.
Ahora es de Noche, el día fue largo, duro, cansador… quiere concentrarse mirando la tele pero un pensamiento lo invade una y otra vez. Cáncer testicular… La palabra cáncer retumba en sus oídos como un martillo devastador.
Deja el vaso de Whisky a un lado, la más dura de las competencias se le acaba de presentar en este momento y lo que es peor, siente miedo…No sabe cómo correr, no sabe cómo superar a un rival tan duro como es esa enfermedad, un rival que es capaz de superarlo en cada frenada.
Contempla el vacio en su residencia Sueca mientras clava la mirada en el contrato recién firmado con la escudería Arrows, … Se siente aliviado, como si al ver que tiene una obligación contractual , la muerte…Esa intrusa tan irrespetuosa que se presenta ante todos sin pedir permiso prolongaría su visita un poco más…Solo un poco más.
Lamentablemente ese poco más no fue suficiente…¿Podría llegar a serlo??, ese poco más no alcanzó para desposar a su prometida…Rompiendo una promesa que ni siquiera el tiempo llegaría a cumplir.
Ese poco más no fue suficiente para ser el único piloto Sueco en defender los honores de su patria en el mundial de F1, sobre todo luego de la perdida de Peterson.
Ese poco más no le alcanzó para ver funcionando su Fundación para prevenir el cáncer , una fundación que al momento de fallecer recaudaba jóvenes u$$100.000.
Pero ese poco, en cambio, fue más que suficiente para mostrarnos la calidad humana de un piloto que será siempre recordado por ser el coraje en la lucha humana contra la desesperación e impotencia personificado en un piloto de carrera… Ese siempre sera Gunnar ” El Vikingo” Nilsson.