Hoy recordamos al único Campeón del mundo post mortem. Un día como hoy, pero de 1942, en Maguncia (Alemania) nacía Karl Jochen Rindt. Piloto alemán que, por causas de la Segunda Guerra Mundial, emigró de niño a Austria y corrió con licencia de ese país; por lo que podemos decir que hubo un campeón austriaco antes que el gran Niki.
Jochen debutó en F1 en el año 1964, precisamente en el GP de Austria con un Brabham del equipo de Robert Walker. Al año siguiente se convirtió en piloto oficial Cooper y solo un año después, en 1966, finalizó tercero en el campeonato mundial -por detrás de Jack Brabham y John Surtees-. A un discreto año 67, en el que finalizó 13° en el campeonato mundial con apenas dos cuartos puestos como resultados más destacados, le sobrevino uno no mucho mejor pero piloteando nuevamente para Brabham -que ya estaba comandado por Bernie Ecclestone-. Consigue solo dos terceros puestos en Alemania y Sudáfrica abandonando las otras diez competencias,. El final de aquella temporada lo vio en 12° segundo lugar.
Pero Rindt no llegó a la F1 para ocupar estos lugares, su destino estaba marcado a fuego con gloria y tragedia. Así comenzó a pergeñarse al año siguiente. En 1969 es llamado por Colin Chapman para subirse a uno de sus Lotus y sustituir a Jim Clark que había fallecido meses antes. Ante esta propuesta, Ecclestone, su jefe por ese entonces, vaticinó : “Si quieres ganar títulos ficha para Lotus, ahora si quieres seguir vivo quédate en Brabham”.
Como no pudo ser de otra manera y para cumplir con ese destino glorioso y maldito, el Alemán, que corría bajo licencia Austriaca, se subió al Lotus 49B. Obtuvo su primera victoria en el GP de EEUU y, con otros dos podios finalizó cuarto en el campeonato; el destino comenzaba a sonreirle. Al año siguiente, en 1970, ya se codearía de lleno con la gloria. Aquella primera parte, de aquel destino ambivalente, hasta la 8° carrera -el GP de Alemania- finalizaría en los puntos en cinco de ellas no bajándose del lugar más alto del podio en ninguna ocasión. El hermoso y siniestro Lotus 72C estaba cumpliendo al dedillo con la predicción de Ecclestone: en principio estaba siendo el campeón de esa temporada 70.
La racha se cortó en Austria. Luego de largar en pole sufrió rotura de motor y abandono. A Austria le siguió Monza; la otra mitad del destino. Es en las prácticas libres del 5 de Septiembre que Rindt, a causa de un bloqueo en los ejes de las ruedas traseras del Lotus, perdió el control en la entrada de la Parabólica y se estrella contra el paredón poniendo fin a su carrera y a su vida, una hora después del accidente, a causa de las graves lesiones.
Al Campeonato le faltaban todavía 3 carreras y a Rindt varios años de vida seguramente. Pero el destino así lo quiso. Ese destino, que ya venía con fecha de vencimiento de apenas 28 años, no pudo privar al gran Jochen Rindt de ser Campeón Mundial. El resto del campeonato fue una anécdota en la cual ninguno de sus colegas pudo descontar los puntos que llevaba. No pudo celebrar su logro, el cumplimiento de un sueño, el más grande y anhelado por cualquier piloto en esta especialidad: ser campeón mundial. Rindt lo fue aunque jamás se enteró.