El alemán había alcanzado, sobre el final de la Q1, un registro que lo aseguraba en Q2. Los comisarios constataron que se pasó en el límite de la curva tres y le quitaron el tiempo quedando eliminado de la Qualy.
No existe mayor frustración para un deportista que le retiren sus registros por una infracción involuntaria. Eso le ocurrió a Mick Schumacher durante la Q1 en Paul Ricard. El alemán se pasó del límite de pista en la curva tres y los comisarios le quitaron el tiempo, casualmente su mejor registro, que lo ubicaba en el onceavo lugar y asegurándose el pase a Q2.
“Lamentablemente entendí mal”, explicó el pilto de Haas tras la clasificación. Comentó que hubo una confusión con las directivas de la Dirección de Carrera: “Pensé que el piano, lógicamente, marcaría el límite de la ruta, creo que así fue el año pasado”.
La confusión no fue solo de Schumacher, también del resto de los equipos; incluso los periodistas que narraban para la televisión no comprendían que había ocurrido. Desconcierto general.
Cuando finalizó la Q1 y la gráfica de pantalla cambió inmediatamente la posición del piloto de once a diecinueve, pocos comprendían. Tal era el grado de confusión que el piloto no se bajó del coche hasta que los ingenieros le confirmaran si había cometido una infracción.
“Es una pena porque teníamos el ritmo para llegar a la Q3″, se lamentó y acota: “Ahora la carrera será completamente diferente de lo esperado”.
El equipo Haas verá a sus dos coches desde el fondo de la grilla. Schumacher deberá largar desde el puesto diecisiete mientras que su compañero, Kevin Magnussen, lo hará desde el vigésimo y último lugar -penalizado por cambio de motor-.
Pese al contratiempo, Mick se esperanza por una buena remontada. Viene de sumar en las últimas dos fechas -sus primeros puntos en la Fórmula Uno- y tomará este reto como un desafío. “Tenemos un auto para al menos acercarnos a los puntos”, afirmó.
“No veo ninguna razón por la que no podamos adelantar, porque lo hemos hecho bastante bien en lo que va de año. En cualquier caso, no dejaremos piedra sin remover”, dijo un Mick Schumacher demostrando que aún mantiene la moral en alto.