El jefe de Red Bull reveló que las cubiertas delanteras del mexicano sufrieron daños que obligó a la segunda detención. “Nos enfrentábamos a la perspectiva de ser una mosca moribunda al final de la carrera o intentar atacar”, dijo.
Christian Horner no pudo lograr el triplete que le es esquivo a Red Bull: campeonato y subcampeonato de pilotos y título de constructores. El segundo lugar de Charles Leclerc dejó con las manos vacias a Sergio Pérez que estuvo a solo un segundo y medio de distancia cuando cruzaron la meta.
La arriesgada jugada de Ferrari de apostar a una sola detención, cuando el mexicano hizo su segundo pit stop, descolocó al equipo austriaco. La estrategia de Maranello dejó, por primera vez en la temporada, sin reacción a los de Milton Keynes.
Lo único que podía hacer el pit wall era alentar al mexicano para que recorte la distancia y superarlo. Según los cálculos de los ingenieros de Red Bull, lo tendría a tiro de DRS a cinco giros del final. Sin embargo, no se tomó encuenta algunos factores. Lewis Hamilton se defendió de Checo antes de ser superado y tuvo un retraso con los rezagados Pierre Gasly y Alex Albon. Los contratiempos le hicieron perder preciosas décimas que ayudaron a Leclerc a llegar antes a la meta.
“Sacó un poco más del neumático delantero derecho”, reveló Horner sobre el llamado para una segunda parada. “[La cubierta] comenzó a abrirse, lo que significa que habría sido difícil llegar al final sin volver a entrar”, explicó.
“Podías escucharlo en la radio diciendo que el frente estaba muerto, y podíamos ver que Ferrari se estaba preparando para un socavado”, dijo el Team Manager que lo resumió en una frase: “Nos enfrentábamos a la perspectiva de ser una mosca moribunda al final de la carrera o intentar atacar”.
Horner comentó que se decidió por el ataque. “Creo que en otra vuelta, él habría estado allí”, se lamentó por lo cerca que estuvo Pérez de la Ferrari.