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Team Merzario, los años románticos de la F1

Arturo Merzario fue piloto, constructor, personaje, soñador y héroe. En cualquiera de sus roles una estrella imprescindible e irreemplazable en el firmamento de la Fórmula Uno de antaño.

 

Sin dudas las décadas del sesenta y setenta fueron marcadas por la consagración de grandes pilotos y equipos que hoy son emblemáticos o dejaron su huella en la Fórmula Uno. Algunos ya no están, otros fueron mutando y se fueron reconvirtiendo. También fue un tiempo que dio lugar a los soñadores. Aquellos románticos que, a sabiendas que era casi imposible obtener resultados deportivos, dieron y dejaron todo en pos de concretar un sueño.

 

Ejemplos hay muchos y con resultados muy diferentes. Quizás los casos más emblemáticos fueron los de Bruce McLaren y Frank Williams, nombres que se convirtieron en sinónimos de éxito. Pero hubo otros casos. Pilotos que decidieron dejar su apellido como constructores en los garajes. Incluso, hipotecando su carrera como Emerson Fittipaldi. El brasileño, dos veces campeón, dejó de correr para las grandes estructuras y se aventuró con su propio equipo.

 

Merzario, con el March que alquiló para correr con su propio equipo, delante del Shadow de Alan Jones en Jarama. (Archivo / Motorsport Images, 1977)
1977. Merzario, con el March que alquiló para correr con su propio equipo, delante del Shadow de Alan Jones en Jarama. (Archivo / Motorsport Images, 1977)

 

Hay otros casos. Quizás no con la relevancia del oriundo de San Pablo, pero con la misma pasión y un deseo arrollador como lo tuvo Arturo Merzario. El cowboy italiano, quién debutara en la Fórmula Uno en 1972 con Ferrari, en el trazado de Silverstone, obtuvo su primer punto en su estreno en la Máxima Categoría. Desde ese instante y hasta 1977, pasó por la escudería de Williams con sus distintas denominaciones (Isso Marlboro, Frank Williams Racing Car -incluida su etapa como Walter Wolf Racing-); también por March y Shadow. Además, corrió un GP en el equipo Copersucar de Emerson Fittipaldi en 1975. Quizás fueron estas las semillas que terminaron por germinar en Merzario para lanzarse a la aventura del equipo propio.

 

El héroe de Nürburgring, cuando salvó a Niki Lauda de una muerte segura, decide crear su propia organización: el Team Merzario. En 1977 alquiló un chasis March con el que corrió todo esa temporada -salvo en Austria que lo hizo para el equipo Shadow-. Sin embargo, la gran aventura comenzó al año siguiente.

 

1978. Merzario con el A1 en el Autodromo de Buenos Aires, el primer chasis que construyó su equipo. (Archivo / Motorsport Images, 1978)
1978. Merzario con el A1 en el Autodromo de Buenos Aires, el primer chasis que construyó su equipo. (Archivo / David Phipps, 1978)

 

Con la ayuda del ingeniero Guglielmo Bellasi diseña el Merzario A1 que debutará en el Gran Premio de Argentina de 1978. ¿Importan los resultados? Podemos mencionar que en las dieciséis fechas de esa temporada solo pudo largar en ocho oportunidades. Abandonó en siete de ellas por problemas mecánicos y sólo vio la bandera a cuadros en Suecia -figuró como No Clasificado al no alcanzar el porcentaje de vueltas para obtener ubicación en el clasificador final-. Y vale la pena un detalle, para algunos menor en esta serie de desventuras, en Monza se dio el lujo de colocar un segundo coche al mando de su compatriota Alberto Colombo pero no logró pasar la preclasificación.

 

En la siguiente temporada, la de 1979, Merzario presentó la versión B del A1 que incluyó, a parte de algunas mejoras técnicas, un cambio de color -pasó del rojo al amarillo con delicados detalles en negro-. Los resultados no variaron mucho con los del año anterior. De las cuatro competencias en las que se inscribió con este chasis solo pudo largar dos con sendos abandonos. Lejos de rendirse, el romántico entusiasta, presentó en la quinta fecha, en el circuito español de Jarama, el Merzario A2. Los resultados no fueron los esperados. El nuevo modelo no pasó la preclasificación de España y tampoco en las tres fechas siguientes. En la cuarta presentación del A2, en Mónaco, Merzario cedió su lugar al italiano Gianfranco Brancatelli.

 

El Cowboy no bajo los brazos. Luego de estas cuatro fechas presentó una nueva versión: el A4. Con este modelo completaría la temporada pero con el mismo resultado que a lo largo del año: sin poder clasificar en ninguna competencia.

 

1978. Un guardia cívil español observa el paso de Merzario con el A1 en los boxes de Jarama. (Archivo / Motorsport Images)
1978. Un guardia cívil español observa el paso de Merzario con el A1 en los boxes de Jarama. (Archivo / Motorsport Images)

 

La aventura en la Fórmula Uno estaba llegando a su fin. Para 1980 el equipo pensaba más en la Fórmula 2 que en la categoría reina. Solo se inscribió para la quinta fecha del año en Bélgica con el Merzario M1, pero el equipo no se presentó en la primera sesión clasificatoria.

 

Así terminó la aventura como piloto-constructor de Arturo Merzario, un personaje que supo enriquecer la historia de la categoría. No por resultados rutilantes o logros deportivos. De hecho, en nueve temporada,s apenas cosechó 11 puntos. Tampoco logró un podio, una pole o un record de vuelta. ¿Su gloria personal en la Fórmula Uno? Ser un protagonista fundamental de una época en la cual era más importante nutrir a la categoría de sueños que números.