El británico ha sentido el cambio tras las nuevas regulaciones que rigen la F1 desde principios de 2022.
Las modificaciones reglamentarias instauradas por la FIA desde el comienzo de la Temporada 2022 que incluyen como aspectos más relevantes el aumento del tamaño de las llantas de 13 a 18 pulgadas, el incremento de alcohol en la composición porcentual de los combustibles, el acortamiento de las dimensiones de los monoplazas, así como también nuevas configuraciones aerodinámicas y cuyos objetivos principales son favorecer los adelantamientos, mejorar la estética de los autos además de profundizar en cuestiones de seguridad y a la vez, achicar gastos a los equipos poniendo topes presupuestarios, ha traído un severo dolor de cabeza a varios jefes de equipos, ingenieros y pilotos, principalmente a aquéllos que no han podido dar en la tecla a la hora de desarrollar en carrera una performance acorde a sus expectativas previas.
Si bien algunos corredores pudieron adaptarse a estos rotundos cambios casi sin quejarse logrando buenos resultados a pesar de los inconvenientes sufridos en el devenir del campeonato, tal es el caso de George Russell, otros, como Lando Norris, han penado más de la cuenta, evidenciando un retroceso en su rendimiento personal comparado con la anterior temporada, no pudiendo encontrarle la vuelta jamás a un coche que pueda ofrecerle chances de pelear por los puestos de vanguardia.
El caso de Norris tiene ciertas particularidades, pues, si bien al finalizar el último campeonato ha podido alzarse con el séptimo puesto transformándose en ‘el mejor del resto’ detrás de los seis coches de los equipos de punta, se observa una merma comparando la performance del piloto de McLaren respecto de 2021, año en el que obtuvo un brillante segundo lugar en Monza además de tres terceros puestos (Imola, Mónaco y Austria) sin contar que, tras una mala decisión estratégica personal, dejó escurrir de sus manos el triunfo casi asegurado en Sochi, luego que, a poco del final y cuando punteaba cómodamente, un inoportuno chaparrón complicara sus posibilidades de ganar su primera carrera en la F1. Ante esta realidad, Lando tiene claro que las razones de este paso para atrás están dadas por las características de los coches de la nueva generación y el inflexible reglamento que prohíbe realizar cambios radicales que permitan que los monoplazas mejoren su comportamiento en pista:
“Odio conducir los autos en comparación con el año pasado. Son un desafío diferente. No diría que son tan agradables como los autos de años anteriores, solo en términos de cuán cómodos son y cuánto puedes jugar golpeando las aceras y las líneas y cosas así. Estás un poco más limitado ahora, incluso con la configuración. En general, para nosotros, es solo un caso de ir lo más bajo y más rígido posible, y luego ir un poco más suave si es demasiado tieso”.
Los números no mienten. Si se compara el puntaje final obtenido en 2022, donde el nacido en Bristol cosechó 122 puntos en 23 competencias, con el 2021, temporada que la que obtuvo 160 unidades disputando una carrera menos, queda en evidencia el bajón que el subcampeón de la temporada 2018 de la F2 atribuye exclusivamente a su disgusto e incomodidad con los nuevos autos, hecho que, junto al pésimo rendimiento de su compañero de equipo Daniel Ricciardo, derivó en que la escuadra con sede en Woking perdiera el cuarto puesto en la Copa de Constructores a manos de la escudería francesa Alpine:
“Básicamente, así son las cosas todos los fines de semana, mientras que en años anteriores siempre había mucho más para ajustar y probar con diferentes alternativas de soluciones, este año que pasó no fue así. Hay menos ‘juegos’ permitidos con la configuración real del auto y, en cierto modo, es frustrante”, concluyó.