La escudería francesa llegó a Bahrein con bajas en su estructura. La crisis se trasladó al rendimiento de los A524: Ocon y Gasly partieron desde el fondo y llegaron 17 y 18 respectivamente.
El arranque de Alpine fue catastrófico. Atraviesa una etapa oscura, desde su aparición en 2021, que se originó a mediados del año pasado cuando el Grupo Renault descabezó toda la cúpula de Enstone (incluido Laurent Rossi, entonces CEO de la marca).
Esteban Ocon y Pierre Gasly terminaron el Gran Premio de Bahrein en los puestos 17 y 18 respectivamente. El viernes sufrieron un duro golpe al quedar eliminados en Q1 y los tiempos los depositaron en la última línea de partida. “Sabíamos que el inicio de la temporada iba a ser difícil y ese ha sido el caso en Bahréin”, dijo Bruno Famin después de la carrera.
El director del equipo señaló a la prensa que la escudería está “haciendo todo lo que podemos, con lo que tenemos ahora, y seguiremos encontrando mejoras y progresando cada vez que estemos en el buen camino”.
Lo que pocos sabían, y se supo en las últimas horas, es que Alpine tuvo una nueva sangría en las vísperas de la primera fecha. El director técnico, Matt Harman, y el jefe de aerodinámica, Dirk de Beer, presentaron sus renuncias cuando el equipo se embarcaba nuevamente a Bahrein.
Las dimisiones, aunque Harman estuvo presente en Sakhir, obliga una nueva reorganización del departamento técnico (la segunda en menos de un año). Los efectos colaterales de la crisis se trasladó al rendimiento del A524: Gasly y Ocon penaron en el peoltón del fondo.
“Hay que darle crédito al equipo y a los pilotos por sus esfuerzos aquí en Bahrein durante las últimas semanas. La unión del equipo brillará”, intentó llevar tranquilidad Famin.
El jefe de Enstone aseguró que el equipo tomará en Jeddah “una ruta completamente diferente a Bahréin”. “Brinda una nueva oportunidad para seguir aprendiendo y progresando en nuestro paquete del A524. El trabajo duro continuará”, concluyó.