El británico heredó la punta después que Verstappen y Norris chocaran a nueve vueltas del final. Piastri llegó segundo y Sainz tercero. Acusaciones cruzadas entre Red Bull y McLaren.
George Russell se quedó con una victoria que no estaba en los papeles del equipo Mercedes. Es más, nadie imaginaba un ganador en Austria que no se llame Max Verstappen o Lando Norris. Pero la defensa excesiva de uno y la impaciencia del otro terminó en el segundo triunfo del británico en Fórmula Uno.
Se escribirán ríos de notas, habrá oleadas de voces a favor o en contra, y se saturarán las redes sociales con el video del incidente que dejó a Verstappen y Norris con las manos vacías. Sonará antipática la reflexión final, pero ¿eso no es la esencia del automovilismo? ¿Una maniobra polémica y emocionante no es también uno de los pilares que levantó a la Categoría Reina, junto con los grandes pilotos y equipos legendarios?
La carrera se tornó monótona y previsible desde la partida. El holandés picó en punta sin inmutarse, mientras que Norris tuvo otra mala salida -que casi le cuesta la segunda posición-. El británico volvió a cuidar excesivamente uno de sus flanco, dejando libre la cuerda interna, invitando a Russell para que le gane fácilmente. Gracias a la velocidad final y la tracción en curva del McLaren, Norris evitó que su compatriota lo rebasara como en España.
Verstappen escapó con facilidad y antes de la décima vuelta tenía una diferencia de 4,5 segundos sobre Norris. El Red Bull se sentía cómodo en casa, mantenía el ritmo que se vio en clasificación. Todo apuntaba a un dominio del líder del campeonato y un domingo tranquilo para el equipo de Milton Keynes.
Quien sí tuvo los nervios de punta fue Charles Leclerc (Ferrari). Tuvo un roce con Sergio Pérez (Red Bull) en la partida que dañó su ala derecha. Ingresó a boxes para cambiar el morro y volvió a pista para remontar desde las últimas posiciones. Era la cereza del postre de un fin de semana de terror para el de Mónaco.
Y sí Leclerc tuvo que contar hasta diez para no estallar, ni hablar del pobre Bruno Famin. El jefe de Alpine vio horrorizado como sus pilotos entablaban la enésima pelea entre ellos. La interna de Esteban Ocon (fuera del equipo la próxima temporada) y Pierre Gasly (renovó esta semana) tuvo un nuevo capítulo cuando se encontraban P8 y P9.
Gasly se confió en que el pit wall ordenaría a su compañero cederle la posición para atacar a Fernando Alonso (Aston Martin). No había motivos para una orden, ambos tenían el mismo ritmo. Pero la tozudez de Pierre lo llevó a buscar el rebase por todas las cuerdas posibles. Ocon, fiel a su estilo, lo barrió levemente en la penúltima curva. Después de varios giros pudo superarlo. Alpine los llamó para el pit stop, con una vuelta de diferencia cada uno, para separarlos. Enstone prefirió sacrificar una de las dos posiciones del Top Diez.
Pero la carrera tendría un golpe de escena en la vuelta 50 que lo sacaría del letargo. Verstappen y Norris ingresaron al mismo tiempo a boxes (igual que en la primera detención). Una tuerca del neumático trasero izquierdo del Red Bull se atascó y el cambio demoró más de seis segundos. Si bien el holandés pudo salir delante del británico, no podía retomar la diferencia. Incluso, se pasó en la frenada de la curva 4 haciendo un pequeño plano en la cubierta delantera izquierda.
Norris vio al líder en problemas y comenzó a presionarlo. ¿Qué pasó? Red Bull optó por neumáticos medios usados para llegar al final -tenía un juego de duros nuevos disponible-, mientras que McLaren colocó medios nuevos. Las cubiertas no cayeron bien al RB20 y perdía ritmo.
El británico se puso a tiro de DRS para iniciar la cacería. Todos los ataques de Norris eran en la curva 4 y Verstappen se defendió al filo del reglamento. En el primer intento el holandés cambió la trayectoria en la frenada, en el segundo abrió demasiado el exterior y obligó al McLaren a transitar por la trampa de grava, el tercero terminó en catástrofe.
Norris insistió con la misma maniobra y se tiró otra vez por el exterior. Verstappen cerró levemente al frenar y ambos se tocaron. Los coches salieron de pista y transitaron la pintura. Tanto el Red Bull como el McLaren pincharon neumático y arribaron en llanta a boxes. Verstappen pudo seguir y terminar quinto; Norris abandonó. Faltaban nueve vueltas
El incidente quemó todos los papeles. George Russell saltó a la primera posición, Carlos Sainz (Ferrari) segundo y Oscar Piastri (McLaren) tercero. El australiano, ante la oportunidad de ganar su primera carrera, pisó a fondo para rebasar al español y fue por el Mercedes. El británico se mantuvo sereno y controló el ritmo para ganar.
El podio del Gran Premio de Austria se puede interpertar de varias maneras, pero con un nexo en común: sorpresa. Russell y Mercedes se encontraron con un triunfo inesperado. Piastri, si bien no logró la hazaña, quedó feliz con un P2 que no imaginaba tras la penalización en la Qualy. Y Sainz le salvó el día a Ferrari.
Sin embargo, el pos carrera giró alrededor de la polémica entre Max Verstappen y Lando Norris. Desde Red Bull sostuvieron que el británico forzó varias veces para que Max hiciera una maniobra ilegal. En McLaren señalaron que el líder del campeonato fue imprudente y sus acciones siempre quedan impunes -aunque recibió una penalización de 10 segundos, pero no afectó su posición final-.
El paddock del Red Bull Ring se convirtió en una olla a presión. Es difícil adivinar que ocurrirá dentro de siete días en Silverstone. Pero algo es seguro: la relación entre Max y Lando no será la misma. Por no decir que se quebró en la vuelta 63.