El español aplastó en el Autodromo Hermanos Rodríguez. Segundo Norris y tercero Leclerc. Ferrari quedó a 29 puntos de McLaren en Constructores. Verstappen penalizó 20 segundos duespués de dos luchas ásperas con el británico.

 

“Fue una masterclass, Carlos. Dominamos el fin de semana”. Riccardo Adami, ingeniero de pista de Carlos Sainz, no se guardó elogios en el team radio. El español conquistó en México su cuarta victoria en la Fórmula Uno fiel a su estilo: construyéndola, ladrillo por ladrillo, desde el viernes.

 

Como en sus tres lauros anteriores, vimos la versión agresiva y meticulosa de Sainz. Explotó al máximo el ritmo de la Ferrari y controló a su antojo una carrera que tuvo un solo traspié: la partida.

 

Es bien sabido que en México no es fácil largar desde la punta. Es el único trazado del campeonato donde ser poleman no es sinónimo de ventaja. La recta del Autódromo Hermanos Rodríguez, la de mayor extensión entre la línea de salida y la primera curva, facilita el emparejamiento antes del vértice. Max Verstappen (Red Bull), desde la segunda posición, se colocó a la par y ganó el interno. Sainz no tuvo opción que cortar la curva para evitar el contacto, y al regresar al asfalto cedió la posición al holandés para evitar la penalización.

 

 

Detrás de ellos se producía la hecatombe. Alex Albon (Williams) quedó en medio de Yuki Tsunoda (RB) y Pierre Gasly (Alpine). El tailandés tocó la rueda trasera derecha del nipón que salió disparado contra el muro de la vía de escape de la primera curva. También Gasly sufrió un roce, pero sin consecuencias; en cambio, el Williams, quedó malherido deteniéndose en la curva 3.

 

La salida del Safety Car fue una ayuda para Sainz. Le sirvió para enfriar la cabeza y estudiar sus opciones para rebasar a Verstappen. Al reiniciarse la carrera, en la sexta vuelta, impuso la superioridad de la Ferrari sobre el Red Bull. Solo necesitó un giro para recuperar el liderazgo con un rebase por el interno antes de ingresar a la curva 1.

 

Fue el primer sinsabor para Verstappen. Al RB20 se le descargó la batería y fue un convite para que Lando Norris (McLaren) fuera por él.

 

 

La carrera retrocedió siete días. Como una secuela de Austin, se trenzaron en otra lucha áspera. El líder del campeonato volvió a defenderse al límite del reglamento al girar muy ajustado en la curva 4 cuando era superado por el papaya. Pero esta vez Norris le ganó la posición y tenía el derecho de curva. Sin embargo, ambos se fueron de pista y Max retuvo la posición. En medio de la pelea, como ocurrió en la partida de Texas, Charles Leclerc (Ferrari) aprovechó y saltó a la segunda posición.

 

Lejos de calmarse las aguas, el McLaren volvió al ataque en la curva 8. Nuevamente el Red Bull cerró demasiado la línea y lo empujó fuera de la pista. La doble maniobra no pasó desapercibida. Los comisarios aplicaron al holandés 10 segundos de penalización por sacar a Norris de la pista (curva 8) y otros 10 por ventaja en adelantamiento (curva 4).

 

Los 20 segundos que debía cumplir en el pit stop cambiaron la carrera de Verstappen. Tuvo que remontar desde P15 con un solo objetivo: reducir daños en la tabla de puntos. Norris, en zona de podio, tenía la oportunidad de hacer una gran poda.

 

 

Las esperanzas de Red Bull para que la suerte le sonría a Verstappen eran tres: 1-2 de Ferrari, que los Mercedes se eliminaran entre ellos y que Sergio Pérez (Red Bull) o Liam Lawson (RB) se quedaran con el punto por vuelta rápida. Nada de eso ocurrió.

 

Sainz dominaba la carrera. El poderío de la Ferrari del español no se replicó en el coche de su compañero. Leclerc no tenía la misma potencia y Norris comenzó a descontar décimas hasta tenerlo en DRS. En la vuelta 62, con el McLaren encima, derrapó en el curvón al pisar la parte sucia. La salida de pista y la pericia para esquivar el muro de la recta principal tuvo un alto precio: la segunda posición en manos de Norris.

 

Pero la verdadera batalla del domingo la protagonizaron los Mercedes. Toto Wolff autorizó a George Russell y Lewis Hamilton a luchar entre sí por el cuarto lugar. Hamilton tenía mejor auto, en cambio Russell lidió toda la carrera con un daño en el flap del ala izquierda. Aun herido, pudo resistir los ataques de su compañero durante varias vueltas. Finalmente, en el giro 62, Hamilton lo rebasó por el externo de la curva 1 .

 

 

Sin el 1-2 de Ferrari y con los dos Mercedes en pista, la única opción de Verstappen era que alguien le quitara el punto extra a Norris. Red Bull llamó a Pérez para calzarle gomas blandas y vaya por el récord de vuelta. Pero el plan tenía una falla de origen. En el giro 18 tuvo un fuerte toque con Lawson que le dañó el pontón derecho. El mexicano, pese a sus esfuerzos, no pudo alcanzar el objetivo. Lejos de la frustración, Verstappen sintió alivio cuando Leclerc se llevó la bonificación.

 

La estrategia de reducción de daños fue, dentro de todo, positiva. Con la P2 de Norris y su sexto lugar, solo se recortaron 10 puntos entre ellos. La diferencia es de 47 unidades con 120 en juego.

 

Mientras la calculadora imperaba en los garages de Red Bull y McLaren, en Ferrari todo era alegría. Carlos Sainz cumplió su mayor deseo: finalizar su ciclo en Maranello con una victoria. Pero la contundencia y el buen momento del equipo dispararon las expectativas. Ferrari superó a Red Bull en Constructores y está a 29 puntos de McLaren. A John Elkhann, presidente del Cavallino, que siguió la carrera en el box, se le iluminaron los ojos.