El holandés lideró desde la salida para sellar su novena victoria de la temporada. Leclerc terminó segundo colocándose a ocho puntos de Norris por el subcampeonato. El británico fue penalizado con Stop and Go por no respetar una doble bandera amarilla.
El campeón Max Verstappen se impuso en el Gran Premio de Qatar que se disputó en el circuito de Lusail. Con maestría y sed de revancha, por la pole que le quitaron en una inexplicable sanción de la FIA, se alzó con una victoria en medio de un caos generado por Dirección de Carrera. Esto no resta mérito a la faena del holandés, pero una decisión tardía influyó en el desarrollo de la prueba.
Un Safety Car que salió tarde alteró completamente el curso de una competencia que se encaminaba a una batalla entre el piloto de Red Bull y Lando Norris (McLaren). De los dos, solo el británico tenía cosas en juego: el subcampeonato –en disputa con Charles Leclerc– y sumar para que Woking logre el título de constructores. Pero Verstappen no es como Michael Schumacher que se daba por satisfecho al conquistar la corona con anticipación y cerraba el año; siempre va por más.
Esta ambición se reflejó en la partida. Verstappen se anticipó a George Russell por la parte sucia para tomar la punta. El liderazgo pudo ser efímero. Norris, aprovechando que el Red Bull se cubría del Mercedes, dio un salto desde la tercera posición y se colocó a la par del holandés. Pero la cuerda era de Verstappen y mandaría toda la carrera.
Ni siquiera alteraron sus planes los incidentes en el fondo de la parrilla. Antes del primer giro tuvo que salir el coche de seguridad por un accidente múltiple que involucró a Nico Hülkeberg (Haas), Esteban Ocon (Alpine) y Franco Colapinto (Williams). El alemán bloqueó en la primera curva –al ingresar pasado– para no golpear a Alex Albon (Williams). El Haas encerró a Ocon produciéndose un contacto y el francés -por arrastre- se llevó puesto a Colapinto, ambos terminaron fuera de competencia.
El accidente del argentino, aunque involuntario, sumó otro dolor de cabeza a Williams que está con faltantes de repuestos. Como si el destino se enañara con el equipo de James Vowles, unos metros más adelante, Lance Stroll (Aston Martin) golpeó a Albon en el eje trasero haciendo sudar la gota gorda en la fábrica de Grove.
Luego del relanzamiento en la cuarta vuelta, Verstappen lideraba comodamente con Norris bajo control. Mantenía una diferencia de 1.5 segundos que lo administraba apoyado en la dificultad de rebase. Además, sabía que la supervivencia en el circuito catarí estaba en el cuidado del neumático.
Más allá de las mejoras para que los bordillos no dañen las cubiertas; el suelo y las bajas temperaturas complotaron para su vida útil. Los datos que obtuvo Pirelli en la Sprint ratificaron sus advertencias que la superficie compremetían las gomas con mayor desgaste. Mario Isola, director de Pirelli Motorsport, minutos antes de la partida, volvió a remarcarlo para que lo tengan encuenta las escuderías.
Se esperaba el aluvión en boxes en la vuelta 30. Un giro antes, el desprendimiento del retrovisor derecho de Albon alteró todo. El espejo quedó en medio de la recta principal y Dirección de Carrera sacó doble bandera amarilla. Los equipos de punta no llamaron a sus pilotos para el recambio, aguardando la salida de un Safety Car, que permitiría el ingreso de un auxiliar para retirarlo. Increíblemente, solo mantuvieron la doble amarilla y los coches estaban forzados a transitar sobre el carril izquierdo para no pisarlo.
Con la duda en los equipos, a la espera de una definición de los oficiales, se fue estirando el uso de los neumáticos. La hecatombe comenzó en el giro 33 cuando reventó la delantera izquierda de Lewis Hamilton (Mercedes), y unos segundos más tarde el de Carlos Sainz (Ferrari). Además, la recta era un reguero de esquirlas de plástico y fibra de carbono porque Valtteri Bottas (Sauber) pisó el espejo cuando se abrió para dar paso a Leclerc que le quitaba una vuelta.
Con la pista sucia y el peligro de más pinchaduras, Dirección de Carrera sacó el Safety Car. Ya era tarde. La demora desdibujó el Gran Premio de Qatar. Incluso, Max Verstappen pudo ser la primera víctima. En el relanzamiento patinó en la penúltima curva y Norris no alcanzó a entrar en la succión para rebasarlo en la recta. En el corral de prensa, el holandés reveló que el derrape ocurrió porque el coche de seguridad no apagó las luces antes de ingresar a boxes –como indica el protocolo– y tuvo que relentizar para evitar sanciones.
La bandera verde duró poco. El trompo de Sergio Pérez (Red Bull) –antes del relanzamiento– y la salida de pista de Hülkenberg volvió a neutralizar la carrera. Con la lección aprendida, Verstappen tomó los recaudos para no tener sobresaltos. En cambio, Norris pasaba de atacar al puntero a defenderse de Leclerc.
El británico logró escapar de la Ferarri, pero sufrió un duro revés al ser penalizado con un Stop and Go de 10 segundos por no respetar la doble bandera amarilla del espejo. El británico no redujo la velocidad en su intento de alcanzar a Verstappen, y los oficiales fueron implacables. La sanción lo arrojó al último lugar, esfumándose el podio y puntos vitales para McLaren.
Comenzaba una cascada de penalizaciones. Cada sanción era severa. Parecía un mensaje de la nueva Dirección de Carrera, a cargo del portugués Rui Marques, que no le temblaría el pulso para aplicar el reglamento. Prueba de ello era el Stop and Go de Norris o el Drive–Through a Hamilton por exceder el límite de velocidad en boxes.
Pero la mano dura en el último tercio de carrera, o la quita de la pole a Verstappen el sábado, no pudo ocultar el caos que impera en la torre de control; y mucho menos el desafío que el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayen, lanzó a los pilotos que reclamaron “transparencia” y explicaciones por el despido de funcionarios del comisariato.
La crisis interna de la FIA no opacó la victoria de Max Verstappen, que fue justa y admirable. Con un monoplaza inferior al de sus rivales alcanzó su noveno éxito de la temporada. Pero no fue lo único destacado del podio. Charles Leclerc, en el segundo lugar, puso emoción a la lucha por el subcampeonato: redujo a ocho la diferencia con Norris, que terminó P10 y con récord de vuelta –cosechando solo dos unidades–.
Oscar Piastri pudo salvar las ropas de McLaren con el tercer puesto. El equipo de Woking se va de Qatar con 21 puntos de ventaja sobre Ferrari. Pero no hay nada que celebarar en el mundo papaya. Llegaron con esa diferencia a Lusail, estiró a 30 puntos con el 1-2 de la Sprint, y perdió esas nueve unidades por errores propios y ajenos. Los objetivos de Andrea Stella y Zak Brown podrían neufragar en Abu Dhabi.