La categoría arribó una vez más al circuito de Mónaco para disputar su sexta fecha de la temporada, y la primera salida a pista de los autos fue en la jornada del jueves, con los dos entrenamientos.
Esta alteración en la rutina de la categoría se debe a una fiesta religiosa denominada Ascensión, que respetan las autoridades monegascas. Y a pesar de que no siempre coincide con el Gran Premio, la tradición continúa.
La leyenda de Santa Devota empieza a principios del siglo sexto en Córcega, con la persecución de los cristianos por el gobernador romano Dioclitano. Allí, una joven cristiana, Devota, fue arrestada, encarcelada y torturada. Murió sin jamás renegar de su fe. Después de su muerte, se ordenó que se quemara su cuerpo, pero un grupo de cristianos se lo llevó y lo colocó en una barca que salía para África donde, pensaban, recibiría cristiana sepultura.
Sin embargo, durante las primeras horas de la travesía, estalló una tormenta. Fue entonces cuando de la boca de Devota salió una paloma que guió la barca hasta Mónaco, concretamente hacia la capilla llamada «des Gaumates» (actual iglesia de Santa Devota). Era el sexto día antes de las calendas de febrero, lo que corresponde aproximadamente a la fecha del 27 de enero del año 303 o 304.
Desde entonces, numerosos habitantes de Mónaco o navegantes venían a rezar sobre la tumba. Sin embargo, una noche, un individuo robó las reliquias de la Santa con intención de negociar sus beneficios. El sacrilegio se evitó, ya que un grupo de pescadores persiguió y detuvo al ladrón. La barca del ladrón fue quemada como sacrificio expiatorio.
La leyenda cuenta también que en el siglo XVI, durante una guerra contra los Genoveses y los Pisanos, Santa Devota protegió a los monegascos. Los enemigos quisieron hacerse con la fortaleza del Principado. Durante más de seis meses, los ataques fueron rechazados por la población monegasca, a quienes la Santa se les había aparecido, asegurándoles la protección divina y la victoria. Fue a principios del siglo 20, cuando el Príncipe Luis II decidió que se quemaría una barca cada 26 de enero por la tarde.
Hoy en día, el culto de Santa Devota permanece siempre ferviente en el Principado. Es el alma protector de la identidad monegasca, cuyas reliquias han sido imploradas en momentos de alegría. Cabe destacar que el primer libro escrito en monegasco por Louis Notari se llama La leyenda de Santa Devota.
El Principado recibe además un beneficio económico por la gran cantidad de público que se acerca a la ciudad para ver la Fórmula 1. Los fanáticos aprovechan un fin de semana largo en la zona, que tiene como broche de oro el gran atractivo que genera el Gran Premio.