El 15 de junio de 1993, en Londres, a causa de un paro cardíaco, se apagó la vida de este excéntrico campeón mundial de Fórmula 1, un piloto que vivió su vida a 300k/h.
Para muchos James Hunt fue un talento nato, un piloto que tenía la velocidad en las vísceras y para plasmarla en la pista necesitó vivir al límite, para otros, fue un piloto mediocre,que nada tenía que hacer en la Fórmula 1, un piloto que había llegado a la máxima categoría del mundo gracias a la amistad que lo unió a Lord Alexander Hesketh, un Aristócrata millonario tan excéntrico como él, bueno, ni tanto ni tan poco, James Hunt fue uno de los pilotos más dotados de la máxima categoría y el haber ganado su primer competencia con un Hesketh habla muy bien de ello, como todo, en la vida se necesita suerte y la suerte es estar en el momento justo, en el lugar indicado, en este caso sería con el auto indicado.
Quizás esa suerte de la que carecieron excelentes pilotos como, Carlos Reutemann, Clay Regazzoni o Ronnie Peterson , por citar solo algunos, quienes jamas conquistaron un titulo de campeón mundial, la tuvo James.
Cuando Emerson Fittipaldi, dejó libre la escuderia Mclaren a fines de 1975, para encarar su proyecto principal, el endeble Copersucar, proyecto que había nacido junto a su hermano Wilson un año antes, Teddy Mayer llamo de apuros a Hunt.
Así, James se vio sentado en un auto que rendía buenos dividendos, y lo demostró consagrándose campeón mundial el primer año en que estaba sobre una maquina decente, ¿que el accidente de Niki Lauda lo favoreció? seguramente sí, pero para llegar al último gran premio con posibilidades de ser campeón mundial necesitó sumar y ganar una cantidad de carreras, cosa que el inglés supo hacer, estando a la altura de las circunstancias, con regularidad.
Fue mucho más que un “Simple” campeón mundial, fue un piloto que se regía por ética y valores propios, era un líder, un líder carismático, esas personas que emplean el liderazgo sin necesitar hacer demasiado esfuerzo, son esos líderes naturales por puro encanto, jamás se doblegó ante nada, ni ante nadie, ni siquiera ante los” Patrones” que establecían que cosas hacer o no dentro de la máxima.
Como así también, era sumamente respetado por sus pares:
“Pocas cosas me desmoralizaban más antes de largar un GP, que mirar mi espejo retrovisor y ver que atrás mio, largaba el querido James Hunt”.
Recordaría muchos años después Mario Andretti.
La Fórmula 1 necesita personajes humanos y no robots, que sepan decir, hacer y comportarse correctamente, entre los pilotos actuales Kimi Raikkonen parece ser quien más se asemeje a los pilotos “Románticos” de aquellas épocas, pero nadie, nunca jamas, podrá igualar a James
Cuando se cumplieron veinte años de su muerte el 15 de junio de 2013, el periódico británico Daily mail, publicó una entrevista de su hijo menor Freddie Hunt y unas anécdotas de cómo Hunt se preparó para disputar el título mundial:
“Llegó a Japón dos semanas antes para aclimatarse. Probó su McLaren M23 en la pista nipona y en Tokio se alojó en el hotel Hilton, el mismo que utilizaban las azafatas de British Airways para hacer los relevos. Según el Daily mail, en ese período Hunt probó 33 azafatas distintas, hasta cuatro en una noche… y también unas cuantas jovencitas japonesas.”
Se lee en el artículo del mail, publicado dos años atrás:
“Nada pudo haber preparado a Patrick Head, ahora copropietario del equipo Williams de Fórmula 1 pero por entonces un joven diseñador de la escuadra, cuando inadvertidamente entró en el box equivocado, encontró a Hunt con su antiflama caído hasta los tobillos, mientras una joven japonesa le practicaba sexo oral. James, río cuando vio al intruso, que huyó sin poder creer lo que había visto. Unos minutos después, Hunt salió para correr la carrera de su vida y ganar el mundial de 1976”.
Luego de conquistar su titulo de campeón mundial, no necesitó demostrarle mas nada a nadie, un titulo para él era suficiente, quizás por ignorar la extraordinaria capacidad conductiva que lo caracterizaba, compitió durante tres temporadas más para luego perderse definitivamente en el inconfundible olor de la noche, las mujeres hermosas, el alcohol y las drogas, para nunca más volver.
Los años posteriores a su retiro lo hundieron en una profunda depresión, sus fracasos matrimoniales lo dejaron prácticamente en la ruina, al punto que en más de una ocasión se lo veía ir de un lado al otro por las calles de Londres, en una desvencijada bicicleta, que en muchas ocasiones rodaba en llanta.
Tuvo que mendigar un puesto como comentarista en la BBC de Londres, junto al Fantástico Murray Walker, con cuyos ingresos rentaba un pequeño departamento en las afueras de Londres.
Había vivido al límite y como dijo Niki Lauda, “James lo tuvo todo, lo vivió todo, pero también lo perdió todo, siempre lo voy a extrañar, fue el unico piloto al que siempre admire y respete”.