Muchas veces nos preguntamos por qué cierto circuito nos agrada más que otros, quizás, la respuesta choque con una afirmación que no hará otra cosa que continuar inclinándonos por ciertos gustos particulares.
Muchas veces nos preguntamos por qué cierto circuito nos agrada más que otros, quizás, la respuesta choque con una afirmación que no hará otra cosa que continuar inclinándonos por ciertos gustos particulares.
Hubo pilotos de la máxima categoría mundial que pese a tener condiciones conductivas no consiguieron buenos resultados en las competencias disputadas, por ende, la impiadosa fórmula 1 los devoró sin contemplaciones, de manera salvaje y brutal, ya sea porque el medio mecánico no los acompaño o por que sufrieron accidentes que condicionaron su desempeño durante su campaña, por el motivo que sea, nadie, al retirarse estos “Bárbaros” lo extraño, ni siquiera preguntaban por ellos.
El próximo domingo, la F1 visitará una de sus clásicas catedrales, el circuito Ingles de Silverstone, quizás, el pilar donde reposa la categoría en estos momentos.
Ascari, sinónimo de velocidad, un apellido que recuerda una época gloriosa de las competencias automovilísticas.
Nacido en Lugano, Suiza, el 5 de septiembre de 1939, Gianclaudio Regazonni (Clay) fue considerado italiano por los italianos, necesitados de un ídolo y de un campeón que heredara a Alberto Ascari.
Los pilotos de fórmula uno, a lo largo de la historia de este deporte, han despertado la pasión de miles de fanáticos, han suscitado la necesidad de encontrar al mejor de ellos, al más veloz, el más sagaz e inteligente. Pero esta búsqueda del verdadero “as del volante”, lejos de ser sencilla u objetiva, a generado diferentes controversias y discusiones entre los fanáticos, que con diferentes criterios nombran y renombran a las leyendas de este noble deporte.