Max Mosley presidió la máxima entidad del automovilismo mundial durante 16 años, antes de ser sucedido por Jean Todt. Bernie Ecclestone, ex jefe de F1, anunció su fallecimiento a la BBC.

 

 

 

 

 

Presidente de la FIA entre 1993 y 2009, Max Mosley murió el lunes (24), según varios medios de comunicación británicos, como The Guardian, The Sun y Daily Mail. El ex manager tenía 81 años y, según las primeras informaciones, falleció en su casa de Chelsea, Londres.

 

 

La primera personalidad en anunciar la muerte de Mosley fue Bernie Ecclestone, ex-jefe de Fórmula 1 durante más de 40 años y amigo del ex presidente de la FIA. Bernie le dijo a la BBC: “Es como perder un familiar, es como perder un hermano. Hizo muchas cosas buenas no solo para el automovilismo, sino también para la industria. Era muy bueno para garantizar que se construyeran coches seguros ”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Max Mosley nació en 1940 en el Reino Unido, hijo de Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas . A pesar de llevar un apellido negativo, Max logró una exitosa carrera en el automovilismo. El entonces piloto aficionado fue uno de los fundadores de March, equipo que competiría en la Fórmula 1  en la década de 1970. Esto lo llevó al backstage del evento, donde, junto a  Ecclestone, se convirtió en una figura central en las negociaciones con International Automobile Federación (FIA).

 

Ese fue el trampolín hacia el siguiente paso en la carrera de Mosley. El británico fue elegido presidente de la FIA en 1993, sucediendo al icónico Jean-Marie Balestre. Su viaje en la cima del automovilismo fue largo, pero no necesariamente tranquilo. Max actuó detrás de escena junto a Ecclestone para mantener la Fórmula 1 unida y fuerte en tiempos de amenaza CART en los Estados Unidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por otro lado, los últimos años de su administración estuvieron marcados por escándalos en su vida personal: en 2008, la prensa británica descubrió una orgía de Mosley con prostitutas, con los implicados con tintes nazis. A finales de 2009, Mosley dimitió y allanó el camino para la actual dirección de Jean Todt.

 

También al final de su mandato, antes de pasar el testigo a Jean Todt, Mosley desató una polémica tan grande que casi provocó una escisión en la Fórmula 1. Todo por el deseo de imponer un tope de gasto, que tras mucha discusión solo entró en fuerza en el Mundial esta temporada.

 

En ese momento, los equipos anunciaron una estampida general de F1 y la creación de un campeonato paralelo. La rebelión se debió a la imposición, por parte de Mosley, de un tope presupuestario de alrededor de  $200 millones (valores de la época) para la temporada 2010. Los equipos se opusieron, no quisieron saber nada e incluso comunicaron total desacuerdo con la medida. Con la interferencia de Bernie Ecclestone, se abandonó la regla, los equipos volvieron y Mosley ni siquiera se postuló para la reelección a fin de año.

 

 

Esa fue una batalla crucial perdida por los británicos, la gota que colmó el vaso para dejar el mando de la FIA después de 16 años en el poder. Su moral ya no era la mejor desde el escándalo sexual en el que estuvo involucrado en marzo de 2008. Los frecuentes enfrentamientos con los jefes de equipo habían provocado un desgaste creciente a lo largo de los años. Mosley tampoco era un gran admirador de los fabricantes de automóviles, que dominaron la F1 en la última década con sus equipos de fábrica. Siempre que podía, enviaba el mensaje: cuando la cosa golpeaba, saltaban del bote.

 

 

 

 

 

 

No hubo nada más, y Honda anunció su salida de la F1 inmediatamente después de que estallara una crisis financiera mundial en 2008. Al año siguiente, Toyota y BMW hicieron lo mismo. Y 2010 fue el último año para Renault con su equipo de fábrica.

 

 

Mosley siempre estuvo luchando cara a cara con los equipos, pero en sus 16 años como presidente de la FIA, la única vez que el negocio realmente se salió de control fue en 2009, la crisis que le costó la cabeza. Fue un período de buena estabilidad, especialmente si se compara con los mandatos y faltas de su predecesor, Jean-Marie Balestre. Los avances en seguridad también fueron inmensos después del trágico comienzo de 1994, con la muerte de Roland Ratzenberger y Ayrton Senna.

 

 

La llegada de Todt, sin embargo, representó nuevos aires para el automovilismo y también el fortalecimiento de competiciones que quedaron relegadas a un segundo plan por parte de la entidad. El Campeonato del Mundo de Resistencia ha renacido, el Campeonato del Mundo de Rallyes ha crecido y competiciones como la Fórmula 2 y la Fórmula 3 han tenido sus respectivas relevancias amplificadas. Por no hablar del nacimiento de la Fórmula E , la categoría de coches eléctricos, que contó con el pleno apoyo del líder francés, que finaliza su mandato al frente de la FIA en 2021 , mandato por el cual ya hay dos candidatos.