El ex piloto de Lotus y Haas comparó la categoría estadounidense con ‘la máxima’ y advirtió qué ‘un F1 no soportaría tres vueltas en un circuito de la Indy’.
Alejado de la F1 tras el pavoroso accidente sufrido en 2020 en el circuito de Sakhir cuando al mando de su Haas despistó luego de la largada quedando incrustado y atrapado entre las barreras laterales y con un feroz incendio desatado del cual salió vivo casi milagrosamente, el piloto francés Romain Grosjean, quien actualmente integra el equipo Andretti Autosport de la categoría americana IndyCar con una aceptable ‘performance’, ha cotejado a ésta con la F1 dejando en claro que, si bien existen algunas similitudes, son muchas las diferencias de acuerdo a la exigencia que demandan monoplazas, neumáticos y circuitos.
Sabido es que la ‘Indy’ privilegia el espectáculo en pista, poniendo por delante la diversión del espectador. Para tal fin, compite en muchos circuitos callejeros, además de óvalos y trióvalos, algo poco habitual en la categoría reina y a lo cual Grosjean no estaba habituado tras sus diez temporadas dentro de la F1. En una entrevista ofrecida al medio francés Nextgen-Auto, el piloto galo dio detalles del cambio que debió realizar en su preparación atlética para poder conducir en la IndyCar:
“IndyCar es más exigente que la F1 y he tenido qué modificar mi preparación física. Para el cuello, es menos duro porque hay menos fuerzas laterales. Pero hace calor, las carreras son largas, no hay dirección asistida y los circuitos están llenos de baches, además no tenemos lugar para el error, una carrera de IndyCar es mucho más difícil. Terminamos una carrera de IndyCar, no estamos listos para comenzar inmediatamente de nuevo como en la F1”, comentó.
Respecto de los trazados que visita la IndyCar, Romain establece también marcadas diferencias con los que estaba acostumbrado a competir cuando corría en la F1:
“Road America y Mid Ohio merecen asfalto nuevo, no porque estén llenos de baches sino porque les falta agarre. El asfalto es viejo y ya no tiene agarre, por lo que reduce la diversión en ciertas curvas. Los circuitos son difíciles, no tenemos margen de error porque de lo contrario terminamos en la hierba, en la pared o en la trampa de grava. Eso es genial. Pero no podríamos conducir un F1 en un circuito de IndyCar, sería no durará tres vueltas. Y a la inversa, un IndyCar en un circuito típico de F1 como el Circuito de las Américas en Austin, no está bien. Es demasiado rápido, demasiado ancho y demasiado perfecto, y es aburrido. El circuito no es ideal para la categoría, el auto es demasiado pesado, demasiado torpe, sin aerodinámica, definitivamente no está hecho para IndyCar”, explicó.
En otro orden, Grosjean, quien el próximo mes de abril cumplirá 36 años de edad y en su paso por la F1 ha corrido un total de 179 grandes premios logrando 10 podios y una vuelta rápida, se refirió a todo lo que tuvo que aprender en este último tiempo sobre los diseños aerodinámicos y el ‘grip’ qué ofrecen los neumáticos de la IndyCar en esta nueva etapa de su carrera:
“Los circuitos callejeros son geniales. Es divertido, tienes que lidiar con eso y acostumbrarte. Allí los autos no son torpes en las curvas rápidas. Tienen aerodinámica, aunque viniendo de la F1, no tienen mucha. En circuitos urbanos creo que van mejor que un F1, giran mejor, tienen más agarre mecánico, los neumáticos aquí son muy buenos y hay tramos de este tipo de circuitos en los que vas más rápido que en la F1”, dijo para concluir.