Cerró su etapa en Brackley ganándole la cuarta posición a Russell en la última vuelta. “Hay mucho amor dentro de este equipo y eso no se va a ir a ninguna parte”, comentó.
Fue el último duelo a bordo de un Mercedes. Lewis Hamilton quería despedirse de la que fue su casa, en los últimos 11 años, peleando. Y a nadie sorprendió que esa batalla sería con su compañero George Russell. Debía ser así. ¿Cuántas veces lo desafío y hasta lo humilló en pista? El siete veces campeón se tomó revancha, lo doblegó en la última vuelta y se quedó con la cuarta posición en Abu Dhabi.
El puesto en el clasificador final será para los números fríos de la estadística. A la hora de revisar lo su carrera en Yas Marina, un investigador descubrirá que partió desde P16; apostó a una arriesgada estrategia comenzando con neumáticos duros y cerrar con medios; y que dio todo de sí para finalizar su cuento de hadas con Brackley.
“Cuando [Bono] dijo que era ‘Hammer Time’, me di cuenta en el momento, pensé: ‘Es la última vez que voy a escuchar eso’. Realmente me di cuenta en ese momento. Pero fue una carrera muy, muy difícil, naturalmente, desde donde estaba [en la parrilla]”, comentó al ser consultado sobre la remontada .
“El primer stint fue muy, muy difícil. No perdía la esperanza, pero pensaba: ‘Ah, no está yendo tan bien como pensaba’. Pero no me rendí, seguí presionando, ‘vamos, podemos llegar allí’. Cambié a los neumáticos [medios] y el auto cobró vida. Pero tenía una gran diferencia que cerrar, así que me concentré en sacar absolutamente todo del auto y no rendirme”, señaló.
Mentalizado en “terminar lo mejor posible”, en el último tercio de carrera, se acercó a Russell que estaba en cuarta posición. Nadie dudó que lo atacaría. Incluso, Toto Wolff, se comunicó para indicarle a George que haya una lucha limpia.
Cuando ingresaron en la última vuelta, Lewis tenía a tiro de DRS a su compañero. En la curva 9, una variante donde no es habitual el rebase, ganó el exterior con lo justo y lo dejó atrás.
Hamilton se quedó con la cuarta posición y un sinfín de emociones. Lágrimas, donas en la recta principal y arrodillado para acariciar su coche, serán las imágenes que se grabarán en la memoria por mucho tiempo. Consultado sobre lo que pensaba en esos instantes, respondió: “No puedo recordarlo, para ser honesto, ya es un borrón, pero creo que fue la última vez que estaré en la cabina de un Mercedes. Solo trato de disfrutar ese momento”.
En unas semanas comenzará su aventura con Ferrari, un mundo nuevo para él. Será su gran desafío en el crepúsculo de su carrera deportiva. Pero ya lo embarga la nostalgia por Brackley. “No puedo decirte cuánto los voy a extrañar, será muchísimo. He trabajado con ellos todos los días durante los últimos 12 años. Hay mucho amor dentro de este equipo y eso no se va a ir a ninguna parte”. Mercedes y Hamilton fueron el uno para el otro.