Llegó el receso estival en Europa y el campeonato nos muestra al monarca y defensor del titulo en camino a obtener la segunda corona. Con 13 fechas disputadas, Ferrari y Red Bull son dos polos opuestos.
Si bien todavía hay nueve compromisos pendientes y todo puede pasar, los 80 puntos de ventaja acumulados por Max Verstappen parecen difícil de descontar para Charles Leclerc si nos basamos en este presente. Pero remontémonos al comienzo y, si quieren ir un poco más atrás, vayamos a las expectativas que existían antes del comienzo de esta temporada -la número 73 de la Fórmula Uno-.
Muchos, entre los cuales me incluyo, pensamos que este año seria una reedición de la temporada anterior donde los protagonistas principales serían, nuevamente, Red Bull y Mercedes, el neerlandés y Lewis Hamilton; siendo, esta vez, las Flechas de Plata los retadores.
Había en el aire un aroma a revancha. Por continuidad y, sobre todo, porque el cambio reglamentario, que fue rotundo, se basó casi exclusivamente en los aspectos aerodinámicos ya conocidos. En este rubro los de la bebida energética tienen en Adrian Newey una ventaja considerable sobre el resto. En cambio, la cuestión motriz, permanecía casi inalterable y en eso los de Brackley traían una ventaja abrumadora y contundente. Pero los test de pretemporada mostraron una realidad distinta y confirmada después de las primeras competencias: apareció Ferrari.
La casa de Maranello puso en pista un monoplaza tan sorprendente como contundente quitando de los primeros planos a los viejos animadores. Esto ayudado por un flojo comienzo de Red Bull acechado por problemas de fiabilidad -centrados puntualmente en la alimentación de los Honda desarrollados por Milton Keynes-. También ayudó a la Scuderia el cambio radical en el diseño de los Mercedes quiénes redujeron al mínimo los pontones -cosa que hasta el día de hoy tiene a mal traer a los de Toto Wolff-. Pero algo paso, o mejor dicho, muchas cosas ocurrieron para que hoy, a esta altura del certamen, esa ventaja inicial, que hacia presentir que el año sería un monologo rojo, se fuera transformando en una dura lucha hasta que el vivo rojo comenzó a apagarse y encenderse el azul de los toros austriacos
¿Errores?… Sí, varios y de todo tipo: conductivos, estratégicos, de dirección y fiabilidad. De los que se les ocurra, pero eso si, bien organizados. Porque cuando no eran unos eran otros. No vaya a pasar que se desordenaran los gafes y se dieran todos juntos de manera caótica. La debacle fue muy prolija.
Ferrari obtuvo durante el año ocho poles sobre 13 competencias. Siete a cargo de Leclerc y la restante de Sainz. ¿Cuántas se transformaron en victorias? Solo tres. El monegasco capitalizó en Bahréin y Australia -casualmente las dos carreras que abandonó Verstappen por fallas del Red Bull-. La restante, la del español, fue su triunfo en Gran Bretaña. También, coincide que fueron el primer triunfo y su primera pole en la categoría. Pero… ¿Qué paso con las otras cinco poles?
Azerbaiyán y España terminaron en abandonos por rotura de motor y turbo respectivamente. Francia sin puntos por error conductivo de Leclerc. En Miami los daños fueron minimizados y arribó en segundo lugar. Y queda Mónaco…. Párrafo aparte para la estrategia y un decepcionante cuarto puesto. Mientras Ferrari, a esa altura, ya navegaba sin rumbo en un mar de dudas, Reb Bull y Max Verstappen transformaban estas poles de Leclerc en victorias propias o buenos resultados –Monte Carlo fue para Sergio Pérez y el neerlandés terminó tercero-.
Esto explica, en parte, la actual diferencia entre el campeón y su principal retador pero no es la única. Red bull, además de aprovechar al máximo los errores de Ferrari, cuenta en su haber con una batería de méritos propios que es la verdadera contracara de Ferrari. En la escuadra de Milton Keynes funciona casi a la perfección las patas que a los del Cavallino los hace tambalear. El equipo es contundente, el trabajo en boxes es sincronizado casi a la perfección y las estrategias no fallan. Todo esto volcado en pista encuentran en Max a un magnifico ejecutante que está atravesando su mejor momento. Hasta el escudero, si bien en las últimas competencias no le ha ido muy bien, ha acumulado una importante cantidad de puntos y esta es la otra mitad de la historia.
Mientras Ferrari tiene muy buenos sábados, Red Bull finaliza con excelentes domingos. Solamente tuvo tres poles pero logró nueve victorias -ocho de ellas del actual monarca-. Esto termina de explicar, desde lo matemático, los 80 puntos de ventaja entre Verstappen y Leclerc. Pero la diferencia es mucho más que matemática, es estructural porque, mientras Ferrari intenta pelear el campeonato con un muy buen auto, Red Bull lo hace con un excelente equipo. Y el panorama de cara a las nueve citas restantes lejos está de ser alentador para los de Maranello. Si hacemos una proyección del presente vamos a encontrar una nueva amenaza: Mercedes viene en franco asenso. Seguramente, Brackley, no va a pelear el campeonato pero si lo hará por las carreras y esto, sin dudas, debilitará aun más las chances de Ferrari. Las Flechas de Plata están más cerca de ellos.