El monegasco fue recargado con cinco segundos por exceder la velocidad en boxes. Había realizado un stint para quitarle el récord de vuelta a Verstappen. La diferencia con el líder del campeonato se amplió a 98 puntos.
La aplastante victoria de Max Verstappen en Bélgica es un golpe más a las aspiraciones de Charles Leclerc por la corona. Al igual que el líder del campeonato, debió largar desde el fondo por penalización pero su remontada no fue contundente. El Red Bull del neerlandés era claramente superior desde las practicas, mientras que la máxima aspiración del monegasco era estar lo más cerca del podio.
Para colmo, la mala fortuna volvió a acompañarlo. Finalizada la competencia, los comisarios, lo sancionaron con cinco segundos que lo bajó del quinto al sexto lugar. ¿Qué ocurrió? Faltando un giro el box se jugó un stint para que buscara la vuelta más rápida y quitarle el punto extra a Verstappen. El monegasco excedió el límite de velocidad en calle de boxes y los oficiales debieron actuar.
En el corral de prensa se vio a un Leclerc abatido, enfrentando con altura, la requisitoria de los medios; en particular, las preguntas inevitables: ¿Qué pasó en la última detención? ¿Otra vez la mala suerte?. “Lo del pit lane no es mala suerte, es solo mi culpa, así que es un error y eso es todo”, respondió asumiendo la responsabilidad por la sanción.
Pero la infracción es parte de un cúmulo de factores que envolvieron a Ferrari desde el mismo momento que Red Bull puso un auto imbatible en Spa-Francorchamps. Con un Verstappen fuerte desde el viernes, la F1-75 no podía darle pelea. Así lo entendió Leclerc: “Lo que es extraño es que la sensación es bastante buena en el auto, luego mirás el ritmo en comparación con el Red Bull y están completamente en otro planeta. Necesitamos entender y, con suerte, en Zandvoort lo entenderemos y volveremos a estar tan cerca de Red Bull como lo estuvimos en la primera mitad de la temporada”.
Cada subida del neerlandés a la cima del podio o cada punto perdido, se convierte en un lento adiós a la corona. A pesar de los golpes de realidad, Leclerc, intenta mantener la moral en alto: “Empieza a parecer muy difícil, especialmente con el ritmo que [Red Bull] ha mostrado este fin de semana, va a ser muy, muy difícil. Pero mantendré la cabeza gacha, intentaré concentrarme carrera a carrera e intentaré dar lo mejor de mí”.
Hoy no se puede reprochar al equipo o al piloto por el intento final de sacarle la vuelta rápida al líder del campeonato. Más allá que el monegasco tenía la duda razonable de realizar el plan propuesto por el Pit Wall, aceptó el reto. No se logró el objetivo y un error, posiblemente producto de la ansiedad, le jugó una mala pasada. De eso se trata el automovilismo: arriesgar. Se puede ganar o perder, nunca habrá grises.
La última jugada terminó, involuntariamente, en una sanción. Sin embargo, para el piloto y los Tifosi, no solo se perdió un puesto o dos puntos. Posiblemente comenzó a desvanecerse el sueño del título.