Venció a los McLaren apostando a una sola detención. En el inicio, Piastri superó a Norris que debió cambiar su plan de carrera. Verstappen quedó sexto y reconoció que para Red Bull “ambos campeonatos no son realistas”.
Los Tifosi todavía se pellizcan. Ni el más optimista de los sufridos seguidores del Cavallino soñaba en Monza con una Ferrari cruzando primero la meta. Todo estaba dado para una carrera color papaya de los McLaren y el morbo por la lenta agonía de los Red Bull. Pero Charles Leclerc, último ganador en 2019, obligó a cambiar los titulares del lunes y regaló a Italia una victoria que quedará grabada en el corazón tricolore.
Ferrari jugó una apuesta muy arriesgada. Una sola detención, en una carrera de 53 vueltas, y aguantar las últimas 37 con neumáticos duros. Una estrategia osada que nació de Carlos Sainz quien advirtió al equipo que las gomas podían llegar; y que el box tomó en cuenta.
Los de Maranello aprovecharon el entuerto en el que se metió McLaren cuando Oscar Piastri madrugó a su compañero Lando Norris. El británico largó muy bien sin cometer errores, algo que le costaba como poleman; pero tomó demasiados recaudos al llegar a la Variante della Roggia. El australiano vio una oportunidad y se tiró para ganar interno en la chicana quedando en primera posición.
Norris quedó descolocado. No solo por el fuego amigo, también porque salió derrapando. Fue entonces que Leclerc aprovechó para rebasarlo antes de ingresar a Lesmo 1. El británico, que transita entre la delgada línea de tener mentalidad de retador al título y el temor a cometer errores, cayó de primero a tercero.
En el Pit Wall de McLaren reinaba la confusión. Si no hubo órdenes de equipo fue porque la Ferrari del monegasco separaba a los dos papaya. Andrea Stella y compañía se vieron obligados a reformular el plan de carrera.
Una vez en la punta, Piastri manejó los hilos. No lo preocupaba tener detrás a Leclerc. La diferencia de ritmo entre el McLaren y la Ferrari era notoria. Lentamente estiró la diferencia. Además, dejó en serios aprietos a su compañero que debía remontar desde la tercera posición.
En la vuelta 14 llamaron a Norris para el pit stop. Fue un undercut a Leclerc que salió a la perfección. Dos giros más tarde ingresaría Piastri, pero nunca peligró su liderazgo. Todo parecía estar bajo control.
Sin embargo, el juego de las estrategias dio un vuelco inesperado. Ferrari y McLaren prestaban atención al rendimiento de las gomas duras en los Red Bull. Tanto Max Verstappen como Sergio Pérez no podían darse el lujo de administrar goma. Debían, como mínimo, superar en pista o virtualmente, a los Mercedes de Lewis Hamilton y George Russell.
Cuando el mexicano fue llamado para una segunda detención, porque no aguantarían los neumáticos hasta el final, saltaron las alarmas en Woking. Los temores se confirmaron cuando Norris alertó que la cubierta delantera izquierda se degradaba más rápido de lo esperado. El británico ingresó a boxes en la 32, pero mantuvieron a Piastri en la pista.
Maranello todavía dudaba en jugarse a una parada. Fue Sainz quien despejó el interrogante cuando señaló por radio que la gomas duras podían aguantar. El español es considerado uno de los pilotos que mejor lee el comportamiento de las cubiertas. Con ese analisís Ferrari se lanzó a todo o nada. La posibilidad de vencer en Monza llevó al Cavallino a una apuesta riesgosa: Charles y Carlos no harían un segundo pit stop.
McLaren no pudo imitarlo. Piastri informó en la vuelta 37 que sus ruedas se caían. La detención del australiano despertó las ilusiones de los ferraristas.
Fueron 14 vueltas finales donde el juego de equipo definió la carrera. Sainz, en segunda posición, comenzó a perder rendimiento. No obstante tuvo un rol fundamental como tapón de Piastri y darle unas décimas de oxígeno a Leclerc que se encontraba en la punta. El australiano debía descontar 11 segundos.
El monegasco pudo a repetir el triunfo en el Gran Premio de Italia. Cruzó la línea de sentencia por poco más de dos segundos sobre un Piastri al que le faltó dos vueltas para alcanzarlo. Norris, que superó a Sainz en el giro 47, llegó tercero, pero el último escalón del podio le dejó un sabor amargo.
El Autodromo Nazionale desbordó en un mar Rosso. Los aficionados estaban preparados para una faena de McLaren, y terminaron como testigos privilegiados de la mejor carrera del año que se coronó con la victoria de Ferrari.
Fue un magnífico cierre para la temporada europea. El Gran Circo encara el tramo final del campeonato con el interrogante de como se definirá. Con ocho carreras para el cierre, a McLaren se le sumó Ferrari en la conversación. Charles Leclerc se apunta, junto a Norris, en la pelea por el título. Max Verstappen, que terminó sexto, ya no puede evitar el naufragio de Red Bull. El holandés reconoció lo que el equipo de Milton Keynes se niega a admitir: “Solo veo que a este paso perdemos los dos títulos”.