Ganó el título después de 26 años. Los papaya se aseguraron la corona con la victoria de Norris, que logró el subcampeonato, y el décimo lugar de Piastri. Ferrari, con un 2-3 de Sainz y Leclerc, no pudo dar el sorpasso.
La escudería McLaren conquistó el título de constructores después de 26 años. El equipo de Woking aseguró el campeonato con la victoria de Lando Norris en el Gran Premio de Abu Dhabi, seguido por las Ferrari de Carlos Sainz –segundo– y Charles Leclerc –tercero–.
La escuadra de Maranello batalló hasta el final. Los 33 puntos que recolectó no fueron suficientes para ahogar el grito papaya. El triunfo del británico -que también se consagró subcampeón- y el décimo lugar de Oscar Piastri cerró la diferencia en 14 puntos a favor de McLaren.
Las 58 vueltas en Yas Marina no fueron un lecho de rosas para los de Woking. Tuvieron que sufrir desde la salida, y aun con el dominio de Norris en la punta, no podían dar nada por hecho hasta la bandera a cuadros. Esta vez no fue Lando el que hizo sudar la gota gorda, sino el australiano. Norris Largó bien y tomó la cuerda sin problemas, en cambio Piastri -en la segunda posición- tuvo un contacto con Max Verstappen (Red Bull) en la primera curva que lo tiró al fondo del pelotón.
El campeón aprovechó que Piastri descuidó su flanco izquierdo y se lanzó para ganar el interno. Ambos doblaron a la par, muy ajustados, y el neumático delantero derecho del Red Bull hizo contacto con el lateral del McLaren. Los comisarios, continuando su política de mano dura que comenzó en Qatar, penalizaron a Verstappen con diez segundos por iniciar una colisión; no sería el único en recibir una fuerte sanción.
Con el australiano fuera de combate, Norris debía escaparse porque la segunda posición lo heredó Sainz. Si bien el coche papaya era superior a la Rossa, el mínimo error dejaría servida la corona al cavallino.
Para colmo, Piastri continuaba infartando al equipo. En el relanzamiento de un Virtual Safety Car, para retirar el Red Bull de Sergio Pérez que fue envestido por el Sauber de Valtteri Bottas en la primera vuelta, se llevó por delante a Franco Colapinto. Golpeó la parte trasera del Williams provocándole una pinchadura en el neumático trasero izquierdo -el argentino abandonaría más tarde por problemas de motor-. Los comisarios tampoco dejaron pasar este incidente y lo castigaron con diez segundos.
La mala fortuna en los papaya se contrastaba con el viento de cola en Ferrari. Con Sainz pisándole los talones a Norris, Leclerc remontó once posiciones en menos de dos giros. El monegasto, que largó desde la P19, saltó a P8 abriendo sus opciones de podio.
El duelo entre Woking y Maranello se resumía en la carrera en solitario que tuvieron Norris y Sainz. Mantenían una diferencia de entre 3,5 y 4 segundos de ventaja, mientras que la ventaja del español sobre el tercero era de 15 segundos. Ambos controlaron los hilos de la prueba, pero ninguno se confiaba. Sus ingenieros tomaron cautela y analizaban todos los escenarios posibles para alcanzar la victoria.
Ni los punteros, ni el grupo que los escoltaba –integrado por Gasly, Russell, Verstappen, Leclerc y Hamilton– especularon con las paradas. Se apegaron a las detenciones de manual y descartaron los overcut o undercut. Hamilton era el único que hizo una apuesta fuerte, pero desde la partida. El británico largó con neumáticos duros mientras el resto lo hacía con medios. Jugó a una estrategia de una sola detención y confiaría en los compuestos C4 para terminar.
La estrategia de Lewis, y la del resto, dependía que no saliera un Safety Car que alterara los planes. Afortunadamente para ellos nunca ocurrió. Mas allá de dos incidentes que hizo temer la aparición del coche de seguridad.
El primero fue el choque de Bottas con Kevin Magnussen (Haas). El finlandés sufrió una pinchadura que hizo del Sauber un vehículo sin control en el ingreso de la curva 6. El danés fue envestido cuando giraba, pudo continuar, pero se quedó sin opciones de alcanzar los puntos. Para Bottas fue mucho peor, los daños eran severos y abandonó –terminando su ciclo en la Fómula Uno–.
El otro incidente fue la rotura de motor de Liam Lawson. El humo que emanaba del RB hizo recordar al incendio que tuvo Sainz en Austria 2022. No pasó a mayores. El coche quedó en una zona segura para ser retirado por los auxiliares de pista.
El podio de Abu Dhabi se había definido en el último tercio de carrera. Norris tenía todo bajo control y extendía la diferencia con Sainz. Leclerc, ya en tercera posición, estaba a más de 20 segundos de su compañero. El monegasco, sin posibilidades de ser subcampeón, solo preguntaba a su ingeniero sobre la definición en constructores. Las cartas estaban echadas. McLaren se encaminaba a cortar más de dos décadas de sequía. Salvo un imprevisto con Norris, nadie le quitaría el título a Woking.
Lando Norris y Oscar Piastri volvieron a grabar el nombre de McLaren en el trofeo de equipos. Algo que no ocurría desde 1998 con Mika Häkkinen y David Coulthard, que significó en el renacer de la escudería fundada por Bruce McLaren.
Ferrari se quedó con las ganas. Sumó más que los de Woking en Yas Marina. Como hizo Vesratappen en el campeonato de pilotos, McLaren administró la diferencia en las últimas carreras pasando la presión a Maranello. Leclerc fue el que más sintió la frustración en el podio. Sainz, en cambio, a pesar de no ganar, cerró su etapa en Ferrari con la cabeza en alto y dejando la puerta abierta para un regreso en el futuro.
Pero la temporada 2024 se guardó la última emoción de la noche. La pelea entre George Russell y Lewis Hamilton por la cuarta posición, en las últimas dos vueltas, se llevó todos los flashes. El siete veces campeón quería cerrar su ciclo en Mercedes doblegando a su compañero -que lo desafió en los últimos dos años-. Toto Wolff le pidió por radio a Russell que juegue limpio: “Por supuesto”, respondió.
Millones de espectadores no prestaron atención a la llegada de Norris a la meta. La tensión estaba en la última batalla de Hamilton con el buzo de Brackley. En la curva 9, un sector donde no es habitual el rebase, ganó el exterior con lo justo y dejó atrás a su compañero. El mundo aplaudió de pie. Hamilton se marcha a Ferrari por la puerta grande, como debía ser.