Andretti desmintió los rumores sobre motivos financieros que habría hecho caer la operación para adquirir una parte de Sauber. Aseguró que no hubo entendimientos sobre el control del equipo. No arroja la toalla, aguardará el momento oportuno para ingresar a la F1.
Michael Andretti rompió el silencio. Desde el fin de semana de Austin, los rumores sobre la caída de las negociaciones entre su organización (Andretti Autosport) y Sauber Group estaban en boca de todos. Sin embargo, no había una palabra oficial, de uno u otro lado, que lo confirmara. Lo único que surgían eran trascendidos y suposiciones. Finalmente, habló el protagonista principal de esta historia para detallar las causas que pospusieron, momentáneamente, su desembarco en la Fórmula Uno.
“Simplemente me gustaría poner fin a algunos de esos rumores que el acuerdo fracasó por razones financieras”, declaró Andretti al portal norteamericano The Race. Dejó en claro que el dinero no fue la causa: “Eso no podría estar más lejos de la verdad y no tiene nada que ver con eso”.
“Básicamente se redujo a cuestiones de control en las últimas horas de negociaciones y eso fue lo que acabó con el trato. Siempre he dicho que si el trato no está bien, no lo haremos. Y al final, no estuvo bien”, señaló.
El Andretti Autosport quería el control absoluto de la estructura de Sauber en F1 (algo lógico teniendo en cuenta que ingresaría como accionista mayoritario). Sin embargo, Andretti, aseguró que los representantes de la compañía cambiaron de parecer lo que dio por tierra las negociaciones. “Desafortunadamente, a la hora 11, los problemas de control cambiaron y fue un trato del que tuvimos que alejarnos porque no podíamos aceptarlo“.
Durante el Gran Premio de los Estados Unidos, tomó fuerza la versión que la operación entre Andretti Autosport y Sauber Group se había empantanado. En un principio, los chismes del paddock indicaban que Finn Rausing (propietario de Sauber) pretendía un adelanto de 50 millones de dólares por año, durante un lustro, como garantía que el equipo tendría los fondos para funcionar con el límite presupuestario que impone la categoría. Según los corrillos, la supuesta suma exigida, duplicaba el monto que debía invertir Andretti por el 51% de las acciones del grupo. El ex campeón de la IndyCar no desmintió ni confirmó el rumor. Solamente dejó en claro que el dinero nunca fue un problema: “Ya comenté antes, no crean los rumores como si estuvieran escuchando sobre por qué no sucedió. No tuvo nada que ver con finanzas ni nada por el estilo”.
La caída del acuerdo se debió, en un giro repentino, sobre el control del equipo. Sauber retrocedió sobre sus pasos y se resistió a un control total de parte del Andretti Autosport. La marcha atrás buscaba recortar el margen de maniobra a la hora de tomar las decisiones dentro de la escudería. Esto afectaba los planes de Michael Andretti en su proyecto de F1. Finalmente optó por retirarse.
“Estamos en el negocio de las carreras y siempre estamos buscando oportunidades para expandirnos”, comentó. “Pero cuando nos expandimos, tenemos que asegurarnos de que sea un trato adecuado que sepamos que podemos ser competitivos, porque eso es muy importante para nuestra marca: ser competitivos en todo lo que hacemos“, señaló Andretti remarcando que el arribo de su organización a la Máxima Categoría es para dar pelea y no para ser una marca de relleno en la grilla de partida.
No ocultó su desilusión con Liberty Media. Deseaba que la empresa, dueña de la categoría y de origen norteamericano, influyera en su favor durante las tratativas. Nada de eso ocurrió. Pese a ello, intuye que a la gerencia “les gustaría” el desembarco del Andretti Autosport.
Si se analiza detenidamente el proyecto, se encuadra con las aspiraciones de Liberty para expandirse en los Estados Unidos y conquistar definitivamente al público norteamericano (algo que no pudo concretar, durante tres décadas, el mismísimo Bernie Ecclestone).
El objetivo de Andretti es lograr lo que no pudieron Dan Gurney y Roger Penske: formar una escudería cien por ciento norteamericana, competitiva y con un excelente piloto (también de origen estadounidense). En 1967, Gurney logró la victoria en Spa con su legendario Eagle pero no pudo sostener la competitividad. Mientras que Penske ganó con su equipo, en 1976, en Österreichring, de la mano del británico John Watson. Aquella fue una victoria muy sentida para “El Gran Capitán”; un año antes, en ese mismo escenario, Mark Donahue (su compatriota, amigo y piloto predilecto) se accidentaba gravemente en las prácticas (falleció tres días después). Penske se retiró de la Fórmula Uno, a finales de 1976, porque no podía sostener económicamente una segunda base de operaciones en Europa y se refugió exclusivamente en los Estados Unidos.
Andretti quiere retomar los pasos de Gurney y Penske. ¿El objetivo? Que el automovilismo norteamericano conquiste la Fórmula Uno en todos sus niveles. No solamente el campeonato de pilotos (logrado por Phil Hill y su padre Mario), también dominar Constructores (la cuenta pendiente de los Estados Unidos en el Gran Circo).
Sauber era su gran oportunidad. Previamente mantuvo conversaciones con su compatriota Gene Haas sobre la situación deportiva y financiera del equipo. También habría mantenido contactos con el grupo inversor norteamericano que administra Williams; algo que nunca confirmó y tampoco desmintió. La escudería suiza, que mantiene un convenio deportivo con Alfa Romeo, fue lo más cerca que estuvo de materializar su proyecto.
Más allá de no contar todavía con una estructura, el plan está muy avanzado. Andretti tiene el nombre de su piloto: Colton Herta. La joven promesa norteamericana, que corre actualmente para su organización en IndyCar, estuvo en las loterías para ocupar el asiento que está en poder de Antoinio Giovinazzi (la última butaca libre de la parrilla y que Alfa Romeo no define aún si continúa el italiano).
“En términos de querer traer pilotos estadounidenses, es el tipo perfecto para hacerlo”, comentó Andretti. Dejó en claro que Herta es parte del proyecto y su piloto fetiche: “Definitivamente íbamos a intentar ponerlo en el asiento porque creo que podría ser un piloto competitivo en Europa”.
El sueño de competir en la Máxima Categoría con su propio equipo no terminó. La Fórmula Uno está en la mira de Michael Andretti y no renunciará a ello. “Nuestros ojos siempre estarán abiertos, siempre buscaremos oportunidades allí”, remarcó.