Cuando en la pequeña ciudad de Leicestershire, Reino Unido, abrió los ojos Roger Williamson, cayo un relámpago de tal magnitud que destruyo el pararrayos de una iglesia vecina, con ese estigma, sus humildes pero honrados padres sabían que la vida del primogénito no seria una vida simple.
Hijo de un mecánico, apasionado por la velocidad que ademas disputaba competencias de motos, Roger heredo la pasión por la velocidad a muy temprana edad, tan temprana, que quienes visitaban el taller de su padre, aseguraban que nunca, pero nunca, vieron que el pequeño de tres años, doblara con su triciclo, apoyando las tres ruedas en el piso.
Su padre, como todo padre que al tener un hijo varón y sobre todo el primero, proyecta sobre este sueños propios que no llegaron a cumplirse, cedió ante la insistencia de Roger de tener un Karting,por eso le armo uno con sus propias manos con el cual el pequeño Williamson gano varias campeonatos nacionales, luego se le ofreció competir en Fórmula 2, sin poner una sola lira, ya que como diría Enzo Ferrari “Las hectáreas de Inglaterra no escrituraban a su nombre”.
Luego de ganar los campeonatos de Fórmula 2 en los años 1971 y 1972 al joven de 25 años se le ofrece competir en la máxima categoría del mundo, la Fórmula 1.
Su debut, fue en el Gran Premio Ingles disputado en Silverstone, donde Jody Scheckter protagonizó una aparatosa salida involucrando a nueve autos, Williamson, era uno de ellos.
Su segundo gran premio fue el de Holanda en Zandvoort, circuito que el año anterior había sido dejado de lado del calendario por las autoridades al considerarlo inseguro.
El March de Williamson ,quien había partido desde la 18ª posición, reventó un neumático en la octava vuelta, el joven ingles perdió el control y el auto se espantó catapultado, recorriendo casi 300 metros para terminar dado vuelta contra las barreras de detención, debido al roce contra la pista, los tanques de combustible se incendiaron. Los demás competidores, comentaristas e inclusive los comisarios, pensaban que era solo el coche de Roger el que se incendiaba, sin imaginar que el piloto se encontraba dentro.
Fue su amigo y compatriota David Purley, que quizás por haber sido soldado antes que corredor, pero sobre todo humano, no midió los riesgos, fue el único que desesperado bajó de su auto e intentó vanamente darlo vuelta. Roger no estaba herido y se lo oyó gritarle a Purley que por favor lo sacase del auto, que no se vaya, que no aguantaba más, que no lo abandone. David enloquecido se colgaba de la rueda, palanqueaba con su propio hombro el March para darlo vuelta, mientras las llamas indiferentes crecían
Los comisarios estaban mal entrenados, fue Purley
que con bronca les arrebató el extinguidor de la mano para accionarlo, mientras estos no se acercaban por no tener ropa ignífuga, solo esperaban que llegue el camión de bomberos. El fuego fue débil los tres primeros minutos, tiempo suficiente para voltear el auto y sacar al piloto, pero Purley no podía hacerlo solo. Uno de los aspectos más impactantes del incidente, fue cuando uno de los comisarios quiso sacar a David de la escena, este lo empujo y volvió desesperado a pelearle mano a mano al destino, a esa muerte injusta que lo miraba al lado de las llamas y se reía a carcajadas. Purley era soldado y ya la conocía, la había visto antes mil veces y no le tenía miedo. Jamás le tuvo, ni siquiera cuando lo vino a buscar personalmente para llevárselo el 2 de julio de 1985, cuando victima de una mala maniobra, cayó con su avioneta al mar Bognor Regis, David desesperado agitaba los brazos pidiendo a los comisarios que lo ayuden. Fue el público que al ver tanta mediocridad e injusticia quiso saltar las vayas y la policía los detuvo con perros.
Para cuando el camión de bomberos llegó, los comisarios se limitaron a poner un manto blanco sobre los restos del auto y dejaron que continuara la carrera. El piloto, el repuesto más barato de todos, había sido ignorado. El show debía continuar. Solo Purley se sentó al lado del auto a llorar.
El accidente de Williamson fue el primer accidente en ser televisado en directo, algún día cuando la Fórmula 1 conmemore el día de la vergüenza va a tener que retroceder hasta ese 29 de julio de 1973.
Cuenta la historia, que el pararrayos reparado de la iglesia vecina al hogar de los Williamson, se cayo nuevamente en el momento exacto del accidente de Roger, a miles de Kilometroas de distancia.
El recordado Williamson había marcado la tercera vuelta más rápida de la carrera. Enzo Ferrari buscaba para 1974 un piloto talentoso y trabajador capaz de pasar horas y horas en la pista de Fiorano probando las modificaciones tecnológicas, el constructor italiano y el piloto ingles ya habían tenido dos reuniones previas pero llegó el golpe en Zandvoort.
En lugar de Roger, Enzo llamó de apuros a Niki Lauda, pero siempre reconoció “Yo quería a Williamson sentado en mis autos”