Perdió la oportunidad más clara, en lo que va de la temporada, de alcanzar su primer triunfo. Acertó con la estrategia de Pit Stop pese a la resistencia de Ferrari pero un Williams le arruinó el undercut a Pérez.
El español Carlos Sainz repitió en Mónaco el segundo lugar que lograra el año pasado. Sin embargo, en esta ocasión, le costaba al piloto de Ferrari expresar una mueca de felicidad. Sentir que tenía más neumático que el Red Bull de Sergio Pérez, estar a la mínima diferencia del líder en los últimos veinte minutos de carrera y un Williams que le hizo perder valiosos segundo tras la parada en boxes; calaron hondo. El podio le resultó, en los primeros instantes de la pos carrera, una carga pesada más que una recompensa por su labor.
“Fue una carrera loca, pero hicimos todo lo que teníamos que hacer”, comentó a Sky Sports en rueda de prensa. “Tuvimos paciencia con los neumáticos de lluvia, tomamos la decisión correcta de pasar directamente a los slicks”.
Sainz logró convencer a su ingeniero de no cambiar por intermedias -como lo hacían el resto de los equipos- y calzar neumáticos para piso seco. Durante dos giros, piloto y box, mantuvieron un tira y afloje que rayaba la discusión. Ferrari quería ser conservador, el madrileño veía una oportunidad.
Finalmente pudo torcerle el brazo al equipo e ingresó en la vuelta 22 para cambiar por gomas duras. Pero en el automovilismo uno más uno no siempre es igual a dos. Al salir de Boxes se topó con el Williams de Nicholas Latifi que le hizo perder preciosos segundos. La demora le impidió asestarle un undercut a Pérez que ingresó en la vuelta siguiente. El 80 por ciento de la carrera se definió en esa jugada.
“Una vuelta de salida limpia -explicó- me hubiera garantizado la victoria hoy. Pero fue como fue, a veces este deporte es así. Lo entendí ya a la mitad del primer stint que se crearían las condiciones para ir inmediatamente con neumáticos secos , creo que la mía fue la elección correcta”.
“Habríamos estado liderando la carrera, pero en la vuelta de salida tuve que hacer 12 curvas detrás de un coche lento [Latifi] que me costó un par de segundos y la victoria. Pero no me quiero quejar mucho, se que así va este deporte, Checo tuvo mala suerte en Jeddah donde estaba haciendo una gran carrera y hoy me tocó a mi. La suerte gira en este deporte”, se resignó.
El español no busca culpables. Son las palabras de un hombre que tomó las decisiones correctas en el momento indicado, pero no tuvo ese factor que Juan Manuel Fangio siempre remarcó que es necesario tanto como la habilidad y la inteligencia: suerte.
La única opción que tenía era presionar al mexicano para conducirlo al error. La degradación de los neumáticos medios del Red Bull abrió la última oportunidad para alcanzar la victoria. “Tenía mucho graining, sobre todo en los traseros, y eso dificultaba la entrada al túnel. Acercarse y adelantar era muy difícil, estuve cerca de intentar un maniobra pero seguía mojado por la línea interior y si hubiera frenado más tarde que Checo nos hubiéramos salido los dos. Fin de semana difícil, pero buen segundo puesto”.
“Hoy el vaso está medio vacío. Quizás, en el futuro, lo vea medio lleno; pero cuando ves una victoria tan cerca, cuando la tienes en la mano, antes de la parada en boxes, solo la ves medio vacío“, reflexiona.
Carlos Sainz vio escapar, de nuevo, la oportunidad de lograr su primera victoria. Pero, si miramos en retrospectiva al año pasado, Mónaco fue un punto de inflexión. Hace 365 días, en ese mismo escenario, comenzaba su despegue hasta ponerse a la par de Charles Leclerc. La historia es conocida. Sainz terminó por delante del monegasco en el campeonato y puso en aprietos a Mattia Binotto en la política de prioridades.
No vaya a ser que vuelva a repetirse la historia con una salvedad: ahora tiene un coche de punta. El triunfo llegará más temprano que tarde. Aún resta por escribirse quince capítulos.