El mexicano ganó en Bakú y se puso a seis puntos de Verstappen que finalizó segundo. Un grave incidente en boxes puso en riesgo a Ocon, auxiliares de FIA y fotógrafos.
La victoria de Sergio Pérez (Red Bull) en Bakú se vio ensombrecida por una grave falla de seguridad sobre el final de la carrera. Cuando faltaba un giro, Esteban Ocon ingresó a boxes para cambiar neumáticos. En la entrada se topó con personal de FIA y fotógrafos cerrando el pit line para armar el parque cerrado del podio. Los auxiliares liberaron rápidamente el paso con el Alpine prácticamente encima.
La escena, grave desde todo punto de vista, opacó injustamente la faena del mexicano. Checo se llevó un contundente triunfo, el segundo de la temporada, que lo sitúa a seis unidades de Max Verstappen -quién no tuvo un buen fin de semana en Azerbaiyán-.
El actual campeón había capturado rápidamente la punta. No arriesgó en la largada, dejó que se escapara un poco la Ferrari de Charles Leclerc. ¿Para qué arriesgarse en el tramo más corto, entre la primera línea de partida y la curva 1, que tiene la temporada? Aguardó hasta la tercera vuelta, cuando se autoriza el uso del DRS, para rebasar al monegasco.
Con Verstappen en la punta se intuía un nuevo monólogo del holandés. Sin embargo, Pérez, que superó inmediatamente a Leclerc, comenzó a recortar distancia y era custión de tiempo que estuviera a tiro de DRS.
Pero la Fórmula Uno no es una ciencia exacta. Por más adelantos tecnológicos y el cálculo preciso que puedan obtener los ingenieros, no deja de ser un deporte vertiginoso que abre múltiples golpes de escena.
Los neumáticos medios, con los que largaron la mayoría de los pilotos -salvo los que estaban en el fondo del pelotón-, comenzaron a mostrar señales de desgaste antes de la sexta vuelta. Lewis Hamilton (Mercedes) lo advirtió por radio, mientras que Valtteri Bottas (Alfa Romeo) fue el primero en ingresar a boxes y cambiar por duros -diez giros antes del estimativo que hizo Pirelli sobre la vida útil de los medios-.
El tráfico aumentó en pits. Red Bull, a contrarreloj, refórmulaba la estrategia para Verstappen. En la vuelta nueve, Nyck De Vries rompió la suspensión delantera izquierda al golpear el muro de la curva 5. Con el AlphaTauri detenido en mala posición, el box de Milton Keynes ordenó al holandés ingresar para hacer el cambio de gomas. Cuando estaba regresando a pista, Race Control ordenó la salida del Safety Car.
Con el coche de seguridad hubo detención gratis para Pérez, Leclerc, Carlos Sainz (Ferrari), Fernando Alonso (Aston Martin), Lance Stroll (Aston Martin) y George Russell (Mercedes). El mexicano, que heredó el liderazgo, fue el más beneficiado por la neutralización. Verstappen, tercero, comenzaba a sospechar que no era su día.
Con el relanzamiento en la vuelta doce ocurrieron los dos momentos más emocionantes de la carrera. Verstappen, para evitar que no escape Checo, fue agresivo y superó por el externo de la curva 3 a Leclerc. Mientras que Alonso, en la curva 4, sorprendió a Sainz por la cuarta posición.
El holandés buscaba mantener el ritmo de su compañero; pero, en vez de recortar distancia, se ampliaba la brecha. En más de una ocasión doblaba a milímetros del muro. Incluso, en la vuelta treinta y dos, rozó la pared externa de la inefable curva 15 (sin consecuencias para el coche). Pero todo era en vano, Pérez era más veloz y, en su momento de mayor plenitud, llegó a tener casi tres segundos y medio de ventaja.
La carrera, como ocurrió en Bahrein y Arabia Saudita, se partió en dos. En la punta se desarrollaba el campeonato de Red Bull. Del tercer puesto, ocupado por Leclerc, hacia atrás era el campeonato del mejor de los mortales. El monegasco pudo mantener distancia del Aston Martin de Alonso y asegurarse el podio para Ferrari. Sainz, como ocurrió en Sakhir, pudo resistir el acoso de Hamilton que tenía DRS a su favor (las curvas cerradas y el desgaste de neumáticos del W14 ayudaron al español).
Lance Stroll y George Russell también tuvieron su pequeño duelo por la séptima posición. Pero el Mercedes no pudo con un AMR23 que estaba herido. En la vuelta dieciséis, el canadiense tocó la pared de la curva 5. Fue una acción similar al accidente de De Vries pero la dureza del coche evitó roturas (aunque sufrió un desbalanceo) .
El único atractivo para el final de la carrera fue la disputa por el punto extra de la vuelta rápida. En Milton Keynes estaba fresco el recuerdo del duelo que tuvieron Pérez y Verstappen en Arabia Saudita. Sin necesidad de un llamado de atención, el mexicano abortó cualquier intento en pos de la victoria. El holandés encaró el último giro a fondo y cruzó la meta marcando record. Duró un suspiro. Russell, que cambió a gomas blandas, realizó un stint, quebró los relojes y le arrebató el punto.
Pérez vuelve a la cima del podio y recorta la distancia con su compañero en el campeonato. Verstappen, en cambio, desea olvidar su paso por Azerbaiyán dónde no pudo liderar ninguna de las sesiones del fin de semana (salvo los segmentos Q2, SQ1 y SQ2). Mientras que Leclerc logró su primer podio de la temporada y cortó la racha de Alonso.
Pero el incidente de Ocon y los auxiliares en boxes no debe quedar en un segundo plano o en una anécdota jocosa (que de gracia no tuvo nada). En Melbourne, los espectadores invadieron la pista con los coches aun cruzando la meta y rodearon el Haas de Nico Hülkenberg con la alerta de descarga activada.
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