Dominó en solitario la segunda Sprint del año pero mantiene cautela por el ritmo que mostraron las Ferrari. “La velocidad de nuestros autos de carrera es casi la misma”, subrayó.
El neerlandés Max Verstappen se quedó con la segunda carrera Sprint de la temporada disputado en el trazado austriaco de Spileberg. El actual monarca de la Fórmula Uno lideró sin mayores sobresaltos los 23 giros que duró la prueba y se aseguró ocho puntos más a su cosecha personal para retener la corona.
“Al principio tuve que defenderme de las Ferrari, pero luego pude abrir un pequeño hueco y controlar el sprint”, comentó el vencedor cuando fue entrevistado por la señal oficial.
Los de Maranello ensayaron opciones de ataque contra Verstappen. Todas ellas duró, a penas, un giro y medio. Primero, Max, tuvo que cubrir su flanco derecho del intento de rebase de Charles Leclerc antes de la primera curva. Luego resistió el acoso de Carlos Sainz quién superó hábilmente a su compañero y se transformó en una nueva amenaza.
En los últimos giros, las máquinas rojas bajaron la diferencia de tiempo con respecto al Red Bull; pero no representaron una amenaza con la carrera controlada. Sin embargo, fue un llamado de atención para Verstappen: “Hacia el final volvieron a acercarse un poco más, la velocidad de nuestros autos de carrera es casi la misma”.
“Por supuesto que siempre hay detalles que podemos mejorar, pero en general mi auto funcionó muy bien hoy. Supongo que mañana también tendré un coche rápido”, subrayó.
Con la Sprint en el bolsillo, ahora queda la verdadera carrera. Serán 71 vueltas dónde el campeón buscará aplastar a sus rivales de Maranello para ofrendar a su gente una victoria absoluta en la casa de Red Bull. Un anticipo de la fiesta austro – neerlandesa se vio esta tarde. “Fue agradable ver a toda la afición vitoreando”, destacó Verstappen aguardando repetir lo mismo el domingo.