Venció por poco más de dos segundos a Norris. El británico tenía mejor auto pero se equivocó en la salida y McLaren en la estrategia. Hamilton regresa al podio después de 13 carreras.
El Gran Premio de España fue una partida de ajedrez. Los vencedores, sin importar el orden, serían aquellos que gestionaran bien el neumático y dieran en la tecla con el momento para ingresar al box. La disminución de las temperaturas en Montmeló resucitaron al neumático blando. Junto con el medio, el mejor compuesto para hacer la carrera, fueron la combinación ideal para las 66 vueltas. ¿Quiénes hicieron una lectura acertada de la pista? Max Verstappen, ganador de la prueba; y Lewis Hamilton, tercero. ¿Quiénes se equivocaron? Lando Norris (segundo), George Russell (cuarto) y las Ferrari (quinto y sexto con Charles Leclerc y Carlos Sainz).
Si Red Bull ganó en el Circuit de Barcelona fue gracias al talento de Verstappen y la habilidad de sus estrategas para que el holandés administre el liderazgo de la carrera. El McLaren de Norris era superior al RB20 y exhibió nuevamente su condición de coche que no devora neumáticos (la falencia que tienen los de Milton Keynes). Sin embargo, malas decisiones del pit wall privaron al británico de una victoria inobjetable.
¿Fue el único error de McLaren? No. Posiblemente la carrera la haya perdido el mismo Norris en la partida. En su segunda largada desde la pole (la primera fue hace tres años en Rusia), se preocupó demasiado por impedir que Verstappen le gane el interno.
Ambos partieron bien. El británico cerró la línea, un poco más de lo debido, obligando al holandés a morder el césped. Esto dejó abierto el flanco izquierdo de Norris que fue aprovechado por Russell. El Mercedes, que largó cuarto detrás del Red Bull, se coló por un hueco para ganar el exterior. Con la cuerda asegurada saltó al liderazgo de la carrera dejando atrás a Verstappen (que se mantuvo firme por el interno) y a Norris (en 400 metros cayó de la punta al tercer lugar).
El Mercedes estuvo al frente por dos vueltas. El RB20 era superior y el holandés solo presionó un poco en la recta principal para quitarle la posición. A partir de ahí comenzaría la guerra de estrategias en una carrera que tendría dos detenciones.
En la vuelta 15 ingresaron Russell y Sainz. Ambos con objetivos distintos. El británico creyó que podría alzarse con el triunfo, mientras que el español se enfocaba en un undercut a Hamilton en la lucha por el podio. Problemas en el ajuste del neumático trasero derecho hizo que Russell saliera a la par de la Ferrari en el pit line. Si bien le ganó la salida al español, perdió valiosos segundos que derrumbó sus aspiraciones. En cambio, la jugada salió bien para Sainz. Cuando Hamilton ingresó en el siguiente giro quedó detrás de él. Pero el siete veces campeón comenzó a atacarlo (todavía con gomas frías) mientras gestionaba cubiertas. El duelo se definió dos vueltas más tarde en un apretado rebase de Lewis en la primera curva con roce incluido.
Verstappen, cómodo en la punta, ingresó en la 17 para el pit stop. Ahora con neumáticos medios seguía administrando el ritmo a su gusto y superando a rivales que no habían ingresado (consolidando su posición de virtual puntero). Mientras tanto, el box de McLaren, dudaba en hacer entrar a Norris. La vacilación le costaría el triunfo.
Como plan de ataque, McLaren dejó al ganador de Miami seis vueltas más en pista. Woking apostaba extender la detención para que en la segunda parada (entre las vueltas 41 y 47, según la proyección de Pirelli) tuviera cubiertas más jóvenes que el Red Bull.
El plan hizo agua al quedar detrás de los Mercedes. Si bien tenía mejor coche, Norris se vio obligado a pisar el acelerador para que Verstappen no se escapara en los cronos. Era evidente que la estrategia del box fue errada.
Si McLaren tropezó con Norris, peor la pasaron Russell y Sainz. Increíblemente, sus equipos, decidieron calzarles neumáticos duros para que lleguen sin sobresaltos al final. Era una apuesta muy arriesgada. Los propios ingenieros de Pirelli desaconsejaron este compuesto para una distancia larga porque perderían rendimiento rápidamente; y fue lo que ocurrió. Tanto Russell como Sainz devoraron a los que tenían por delante, pero después de diez giros las gomas comenzaron a caer y se convirtió en la cruz para ambos.
La contracara de los errores fueron los aciertos de Red Bull y los estrategas de Hamilton en Mercedes. Siguieron al pie de la letra las recomendaciones del proveedor y los hicieron entrar en la ventana que pronosticaban. Lewis ingresó en la 43 y Verstappen en la 44. Desecharon los medios y regresaron con blandos para terminar la carrera.
Nuevamente McLaren dudó. Siguieron con el plan y dejaron a Norris tres vueltas más en pista. Se jugaron a una remontada tirando a fondo para descontar la diferencia de nueve segundos con Verstappen. Si bien salió detrás de Hamilton, lo superó con facilidad y comenzó a bajar los tiempos.
Las últimas 15 vueltas fueron una master class sobre gestión de carrera. Verstappen no se inmutó pese a la información que le transmitía el box. Por más que Norris quebrara una y otra vez el record de vuelta, el holandés dejó que consumiera sus gomas para que no tuviera resto en los últimos kilómetros. Una jugada astuta que le aseguró el triunfo.
Max Verstappen le ganó por +2.219s a un Lando Norris que se lamentó en parque cerrado por la victoria que se le escapó de las manos. Mientras tanto, Lewis Hamilton, regresó al tercer escalón del podio con las mismas armas y astucia que desplegó el holandés (su último Top Tres fue en México).
Los aciertos y errores dominaron la tarde en Barcelona. Red Bull le debe sus dos últimas victorias a la pericia de Max. Dieron en la tecla y el talento se impuso con una cuota de fortuna. Pero dentro de siete días se carrerá en Austria. El Red Bull Ring es un circuito veloz, ideal para que vuele el McLaren; en Milton Keynes deberán trabajar contra reloj para impedirlo. Norris y Woking buscarán la revancha y humillarlos en su propia casa.