Max Verstappen correrá por primera ante su gente en lo que será el regreso de Zandvoort al calendario de la F1. Un triunfo ante la “Marea Naranja” haría olvidar, por un tiempo, la “Farsa de Spa”.

 

 

 

“Conduje un viejo Red Bull en la pista actualizada, podría ser útil para las primeras vueltas“, comparte Max Verstappen. El capítulo número 13 del Campeonato Mundial no será una fecha más para el neerlandés. Correrá en Zandvoort. Nada menos que en casa y ante su gente.

 

Cuando arranque la actividad el viernes, habrá culminado una espera de 36 años y 9 días desde que Niki Lauda, con el McLaren Tag, cruzara la meta del entonces Gran Premio de Holanda. Lo inseguro y obsoleto del circuito, sumado a la aparición de nuevas plazas, marcó aquel 25 de agosto de 1985 como el final de Zandvoort en la Fórmula Uno. Desde entonces, el viejo autódromo pegado a las playas del Mar del Norte, no volvió a sentir en sus entrañas la emoción del Gran Circo (que supo cobijar desde 1952 con algunas interrupciones).

 

Verstappen corrió un puñado de veces. Una vez sola por un campeonato: “Fue con un Fórmula 3. Entonces era conocido como ‘el hijo de’, ahora será al revés. La pista ha cambiado desde entonces. Se modificaron algunas curvas y ya con la F3 eran curvas muy bonitas y bastante rápidas”.

 

 

 

 

La experiencia a la que se refiere es el Master de Fórmula 3 de 2014. Max ganó esa prueba luego de dominar todo el fin de semana. Además, giró en varias exhibiciones organizadas por Red Bull y en 2017, si bien no es una marca oficial, logró el mejor registro del Circuit Park: 1:19.511s.

 

 

“La pista podría ser un poco complicada para adelantar, sin embargo, el rendimiento en la vuelta única creo que será satisfactorio. Serán vueltas de clasificación muy rápidas y cualquier error será muy costoso”, comenta.

 

 

Para Verstappen, el hecho de correr en casa es la oportunidad que tiene de obsequiarle un triunfo a su gente que no dejó de acompañarlo. Este año, los fanáticos holandeses se transformaron en las estrellas fuera de la pista. En una muestra de devoción y fidelidad hacía Max, aprovecharon el levantamiento de las restricciones sanitarias en algunos países europeos y en masa se volcaron a los autódromos. La “Ola Naranja”, uno de los tantos sobrenombres que se ganaron los hinchas neerlandeses, invadió las gradas del Red Bull Ring, el Hungaroring y Spa. Nadie pone en duda el marco que ofrecerán en Zandvoort.

 

 

 

 

“Después de la cancelación de la carrera el año pasado, esta edición será aún más especial. Sería increíble ganar en otro circuito de ‘casa’ por delante del Ejército Naranja”, se ilusiona Verstappen.

 

Un triunfo ante su gente haría olvidar, al menos para él, el fiasco de Bélgica. La victoria en “La Farsa de Spa”, como lo titularon los medios de todo el mundo, lo incomoda y quiere rápidamente dar vuelta esa página: “No es la forma en que deseamos ganar una carrera, ni la manera en que queríamos finalizar la semana. Pero una victoria es una victoria y los puntos son importantes para ambos campeonatos y debemos aprovechar cada oportunidad”.

 

“Como pilotos, está claro que nos hubiera gustado correr y hacer un espectáculo para los aficionados, pero no fue una decisión fácil y la falta de visibilidad hizo que no fuera seguro y debemos respetar esta desición”, explicó.

 

Por eso no oculta su ansiedad para el reinicio de la actividad: “Estoy deseando que llegue la carrera de Zandvoort. Será especial correr en Holanda frente a mi público. Desde el punto de vista del piloto, también es un gran desafío abordar un nuevo circuito y encontrar el límite al volante de un F1”.