En su primera entrevista tras su consagración, el campeón rememora el último giro que lo catapultó como monarca de la Fórmula Uno. La definición del campeonato en primera persona y otras apostillas del duelo con Hamilton.
El camino de los recuerdos lo llevó a los metros antes del relanzamiento en Yas Marina. No era un Safety Car más, era la neutralización más polémica de la historia de la Fórmula Uno y hoy es eje de una pseuda investigación de parte de la FIA que podría determinar el futuro de Michael Masi como director de carrera. Pero dejemos de lado ese aspecto. De hecho el protagonista no se introduce en esa polémica agitada por Mercedes y los equipos clientes de Brackley. Rememora los últimos metros antes del sprint final, la antesala de la última vuelta. Fueron los 5,281 kilómetros más fascinantes en una definición por el campeonato mundial desde aquel 04 de agosto de 1957 cuando Juan Manuel Fangio, hecho una furia en el viejo Nürburgring, se lanzó a una cacería con su Maseratti para devorar a las Ferrari de Mike Hawthorn y Peter Collins y conquistar su quinta corona; o ese 1ro de julio de 1979 en Dijon, sin títulos en juego, cuando Gilles Villeneuve y René Arnoux pelearon las últimas dos vueltas, rueda contra rueda, en una combinación perfecta de ferocidad y emoción, con una carga de caballerosidad deportiva, por el segundo lugar. Esa noche del 12 de diciembre de 2021, a pocos metros de la bandera verde y con Lewis Hamilton delante, Max Verstappen, solo pensaba una cosa:
“Necesito adelantarlo. Aquí solo hay una opción. No voy a terminar segundo”.
El campeón del mundo rompió el silencio. Aunque en las últimas horas circulaban algunas declaraciones sueltas, Verstappen brindó su primera entrevista extensa tras la consagración en Abu Dhabi. Donald McRae, periodista del periódico británico The Guardian, tuvo el privilegio de ser el primer cronista en sentarse cara a cara en una oficina de los cuarteles generales de Red Bull en Milton Keynes.
No deja de asombrar la minuciosa descripción del neerlandés sobre la última vuelta que lo convirtió en el monarca número 34 de la Máxima Categoría. “Traté de estar realmente concentrado con el reinicio –describe Verstappen-. Todo estaba funcionando bien hasta que crucé la línea y comencé a sentir calambres en la pierna. Es una de las cosas más dolorosas que pueden pasar porque vas a toda velocidad durante mucho tiempo. Sientes que el músculo se contrae y se vuelve como una pelota de tenis”. La molestia muscular no era ninguna novedad. Esa misma noche, en medio de la euforia por el título, comentó escuetamente los padecimientos en el último giro. Ahora, dos meses después, da una cruda descripción de aquel infierno dentro del habitáculo y como lo mitigó para la batalla final con Hamilton.
Su morfina, durante el giro decisivo, fue la adrenalina. “Por supuesto que la adrenalina ayuda –acota- porque si te llegara a pasar cuando estás caminando, no puedes moverte. Es imposible. Pero no había opción; tuve que estar así manteniendo el acelerador a fondo y podía sentir que mi pierna me dolía cada vez más. Por suerte, llegó la curva cinco y fui por el movimiento [de adelantamiento]. Tuve como tres segundos de aceleración”.
Ni siquiera el calambre lo dejó tranquilo cuando finalizaba su obra maestra rebasando al británico, por adentro en la curva cinco, para ganarle la cuerda, la posición y arrebatarle el campeonato: “Luego tienes dos rectas muy largas y en la segunda, en la que Lewis volvió hacia mí, pude sentir que mi pie vibraba. No pude controlarlo porque el músculo estaba teniendo un espasmo. Mi pie en el último sector estaba así”.
Verstappen se sincera. Admite que si la carrera duraba un giro más hubiera sucumbido. “No podría haber terminado la carrera así. Los niveles de estrés eran tan altos en la última vuelta que probablemente tu cuerpo reaccione a eso. Pero no puedes rendirte”.
Sin embargo, la historia fue otra y es conocida. Max ingresó en la última curva sacándole más de un segundo a Hamilton. Meta, bandera a cuadros y la felicidad en la familia Red Bull. Los aficionados de todo el mundo no podían controlar el alto nivel de excitación. Lo que vino después, en las horas posteriores y hasta el día de hoy, solo oscureció injustamente el final de la temporada más apasionante que difícilmente vuelva a repetirse.
No elude la pregunta de McRae si la victoria “se vio ensombrecida” por la polémica que, posteriormente, derivó en la feroz embestida de Toto Wolf contra la FIA y con un silencio llamativo de Hamilton. Le resta importancia. Evita la polémica y opta por la moderación fusionando Abu Dhabi con el resto del campeonato. “Para nada –comenta-. Tuve una muy buena temporada y creo que realmente me lo merecí. Yo también he tenido muy mala suerte. La gente siempre recuerda la última carrera pero, si miras toda la temporada, el campeonato debería haberse decidido mucho antes”.
Eso sí, no dejó pasar Silverstone. De la misma manera que recordó el calambre de la última vuelta, dio una cruda descripción de las horas posteriores a la colisión con Hamilton que terminó con el neerlandés en el hospital. “Fue difícil en cuanto a los puntos, pero literalmente, fue muy doloroso. Mi cuello, mi espalda, mis hombros. Soy bastante duro y puedo recibir un buen golpe, pero no es bueno para tu cuerpo o tu cerebro tener un impacto así. Llegué a casa y durante cuatro días no estuve mirando televisión ni haciendo ninguna carrera de simulación porque tu cerebro tiene que descansar”.
Aquel incidente marcó a Verstappen. No porque era el escenario que los morbosos aguardaban desde que superó al británico en un rebase muy ajustado en la chicana de Imola. Sino por el lamentable espectáculo que dieron Hamilton, Wolff y Mercedes celebrando la victoria como si nada hubiera ocurrido. “Es una falta de respeto lo que sucedió allí”, señaló. Y agrega que el drama dio paso a la resurrección: “Miramos lo que podríamos haber hecho mejor. Una vez que regresamos del descanso como equipo, realmente hicimos un buen trabajo porque ganamos carreras en la segunda mitad de la temporada que no deberíamos haber ganado”.
Retornando a la noche de gloria en Yas Marina, busca comprender la actitud de Hamilton los días posteriores. “Para mí es difícil imaginarme en esa situación -comenta-, porque no soy siete veces campeón del mundo. Si ya fui siete veces campeón del mundo, me duele un poco menos que cuando estoy peleando por el primero, liderando todo el camino, controlando todo y luego perdiendo en la última vuelta. Eso sería mucho más doloroso que tener ya siete en la bolsa”. Y cierra con una sabia reflexión, propio de un experimentado que de un primerizo en campeonatos, que podría leerse como un llamado de atención al británico con 14 temporadas en F1: “Mira hacia atrás en los siete que tienes. No creo que sea tan malo, ¿verdad?”.
El campeón ha hablado. Respeto.