Los de Grove están atrapados en el fondo del pelotón. Ni Russell ni Latifi pueden levantar a un Williams sumido en su peor crisis deportiva.
Williams se hunde en el fondo de la tabla. Si no existiera Haas, la escuadra de Grove tendría asegurado los últimos lugares en todos los Grandes Premios. Ni siquiera el talento de George Russell, que hace 48 horas dio a entender que será su última temporada en la escudería, puede levantar el rendimiento de un auto condenado al fracaso absoluto.
Para colmo, en la tanda de la tarde, Nicholas Latifi no solo marcó el peor tiempo de la FP2 quedando a casi cinco segundos de Checo Pérez; también fue la vuelta más lenta de la jornada (media décima más que Nikita Mazepin en FP1).
En el box ya no encuentran palabras para explicar este presente. El Jefe de Rendimiento, Dave Dovson, intenta un esbozo:
“Ha sido un día difícil con vueltas de alta calidad en este largo circuito “
“Habiendo tenido una primera sesión de práctica decente, perdimos un tiempo valioso en el auto de Nicholas esta tarde cuando se activó la estrategia de protección de la unidad de potencia después de un viaje por la carretera de escape”, comenta Dovson con relación a la salida de pista de Latifi en FP2. El incidente, si bien marcó el final de la jornada para el francés, es una demostración de las dificultades técnicas que tiene el equipo.
“Desafortunadamente, Nicholas no pudo volver a poner el auto en la pista lo suficientemente rápido como para evitar que la unidad de potencia se calentara demasiado, por lo que la estrategia de protección intervino para evitar cualquier daño a la unidad”, señaló el jerarca.
Latifi no pudo ocultar su desilusión y explicó el despiste: “Me aparté del camino de otro coche, pero no pude girar a la izquierda para volver a la pista. En el tiempo que me tomó dar marcha atrás desde la vía de escape, la unidad de potencia se calentó demasiado; las medidas de seguridad implementadas para asegurarse de que no sufra daños lo apagó. Desafortunadamente, ese fue el final de mi sesión”.
Tampoco fue un lecho de rosas para Russell. Con todas las miradas puestas sobre él, tras el reportaje a la revista Auto Sport, el bajo rendimiento del Williams le está dando la razón. Una etapa se está cerrando y el británico necesita nuevos aires para despegar definitivamente en la Fórmula Uno (si es en un Mercedes, mejor.)
“Fue un día duro en Bakú. Nuestros competidores parecen un poco más rápidos de lo que esperábamos, pero creo que con un poco de trabajo duro esta noche y los cambios correctos en la puesta a punto podemos encontrar algo de tiempo por vuelta”, comentó Russell tras los ensayos.
El británico sostuvo que se concentrará en su mayor desafío para el sábado: “La Q2 es el objetivo para mí y creo que es posible”. Parce una ilusión. Pero Russell apostará a su muñeca para hacer realidad lo imposible. Aún con un Williams.