Un adelanto del Corriere della Sera detalla aspectos, hasta ahora desconocidos, sobre la milagrosa recuperación del ex piloto de F1. El rol de su esposa Daniela y su férrea voluntad para ganarle, una vez más, a la muerte.
Era viernes cuando una terrible noticia paralizó a los amantes del automovilismo: Alex Zanardi en grave estado al ser arrollado por un camión, en una carretera de Italia, durante una prueba de ciclismo adaptado. Asombro e incredulidad. ¿Cómo que Alex está agonizando? Es imposible. ¿Justo él que protagonizaba una de las historias de superación más conmovedoras del deporte?
Los motivos del accidente no quedaron claros. Hasta el día de hoy, no se entiende como se cruzó accidentalmente de carril con su bicicleta de mano y chocó contra un camión de gran porte que venía de frente. Rápidamente fue auxiliado y trasladado en helicóptero al hospital Santa Maria alle Scotte de Siena. Los médicos lograron estabilizarlo y todo indicaba que, una vez más, Alex engañaba a la Señora de Negro como aquel sábado de septiembre de 2001 cuando sus piernas se desintegraron en el Eurospeedway de Lausitz (Alemania).
El Corriere della Sera públicó el lunes un adelanto de la crónica del periodista italiano Carlo Verdelli sobre la recuperación del ex F1. Bajo el título “Z como Zanardi”, la nota, que se publicará este jueves en la revista 7, narra la asombrosa pelea por sobrevivir de lo que el autor llamó “la tercera vida” del dos veces campeón de la ex CART.
“Ves ves. Siente, siente. No habla todavía porque guardan el agujero en su tráquea por precaución pero pronto podrían cerrarlo también, como ya hicieron con el cráneo tras repararlo pieza a pieza. Y el cerebro dentro de él, vuelto a la seguridad, ha comenzado a tejer las conexiones nuevamente, para recuperar una a una las maravillosas funciones de las que es capaz. En resumen, Alessandro Zanardi está vivo y luchando como solo él . En cuanto al rostro, su bello rostro puntiagudo con ojos azules está de vuelta como antes, más que antes”. Con asombro y franca crudeza, Verdelli arma como un rompecabezas la historia del nuevo milagro de Zanardi.
Pero el viejo tigre italiano no está solo en esta batalla. Su esposa Daniela lo acompaña en este nuevo reto del destino. Como un ángel de la guarda, está al lado de su “Sandrino” en la sala de cuidados intensivos “detrás de cada recaída desesperada y en cada avance imperceptible”. Casados hace 24 años, fue un sostén fundamental en la vida de Alex (o en sus varias vidas). “Es gracias a Daniela que Zanardi nació por segunda vez, tras la tragedia alemana de Lausitzring. Es gracias a Daniela que Zanardi va por buen camino para llegar a la salida de su tercera vida”; reflexiona Verdelli.
Sometido a múltiples operaciones, nada parece doblegarlo. Ni siquiera una infección que lo hizo retroceder, como en el Monopoly, hasta el casillero de inicio. Para los médicos, era una frustración. Para el italiano, otro capítulo más de su libro de supervivencia, válido para la vida o la pista, como aquella victoria en Laguna Seca tras superar, en la última vuelta, a Bryan Herta en una espectacular y arriesgada maniobra en la curva del “Tirabuzón”.
¿Cómo que Alex está agonizando? Es imposible, pensaba aquel 19 de junio cuando leía las noticias que llegaban de Italia. Es imposible, me repetía. Si Alex Zanardi es un antiguo guerrero de mil batallas. Un hombre de mil vidas. Posiblemente, el único mortal que sabe como persuadir a la Señora de Negro que su hora todavía no llegó.